miércoles, 14 de junio de 2017

Eneryeti Anyel

Anyel es una mujer enérgica. Una tía guay, vaya. Lo he buscado por Internet porque no sabía qué era eso de Anyel.


Eneryeti sólo ofrece variedades que tengan una Y en su nombre, parece. Deben tener a una legión de becarios buscando palabras guays con Y para preparar sus próximos lanzamientos. A mi esta me parece una empresa honesta y buena. Encima es española. No sé qué más puedo pedir.

La bebida está suficientemente buena, no tanto como el Red Bull pero es que no hay nada mejor que el Red Bull. Nada. Esta variedad en concreto sabe a coco, sabor insólito en el mercado de las bebidas energéticas. ¡Está bueno! El coco es un sabor arriesgado, hay gente que lo odia y hay gente a la que no le molesta.


No puedo sino aplaudir la trayectoria de Eneryeti. Destacar en el furioso mercado de las bebidas energéticas es un logro. Burn, de la todopoderosa The Coca-Cola Company mola cero al lado de Eneryeti. Burn es como decir Eneryeti pero sin querer caerse del pedestal de lo fino. Pues así os va, mataos.

¿Tienes miedo, amigo lector, de que todo el mundo descubra que eres más vulgar que un nabo? ¿Es por eso por lo que te parapetas entre tantas Neo2? Debe ser que sí, porque parapetarse entre un montón de Neo2 no es plato de buen gusto. Algún beneficio tienes que sacar de eso, si no no lo entiendo. Pues que nadie descubra que eres vulgar. Efectivamente.


Yo no soy nada vulgar, por eso no tengo miedo a que me descubran. ¡Más mierda de la que te doy de comer en este blog no creo que te la vaya a dar nadie en tu vida! Y sin embargo aquí estás, comiendo tu doble ración de caca diaria. Será que te gusta comer caca, después de todo.

Leí el otro día por LinkedIn, ese catálogo de síndromes laborales, que existe ahora el síndrome del impostor. Por lo visto ataca a millennials que se sienten que son unos impostores. ¡Coño, pues si te sientes un impostor será por que lo eres, tontín! La movida es que te has creído tanto tu propia película que ahora no sabes por dónde salir.


Aunque admite que has vislumbrado una forma; aunque esa forma implica aceptar que el Apocalipsis se cierne sobre ti. Consiste en tirar toda tu impostura al cuerno. Pero como toda tu vida se basa en una impostura inexpugnable te quedarías desnudo en el asfalto, a merced de violadores y gente de mal vivir. ¿Qué hacer, seguir caminando hasta el trágico final o admitir que eres un pedorro cualquiera? ¡Up to you, perillán!

Te tengo que confesar que prefiero que te acobardes. Ver morir a alguien es más delicioso que verlo muerto de repente. Verlo muerto de repente, no sé, la diversión se acaba pronto. Un golpe fuerte y, pum, ya todo acabó. Pero ver cómo se te escapa el hálito vital poco a poco... ¡Mmmmmmmmm!