¡Uhhhhhh, flipad! ¡Menuda
adquisición! ¡Por fin! Starship Troopers. No es tan fácil de
encontrar como uno podría pensar. Ha sido hallada, cómo no, en
Dealz, ese supermercado rompeprecios tan guay por ser inglés y no
español.
Me ha costado dos pavillos. Lo bueno de
comprar donde las marujas es que las marujas no saben nada de nada.
¡Nada! Colarse en la cola de la caja saben que te cagas, pero de
cultura puntera no saben ni el huevo. Así que yo me aprovecho de su
ignorancia y ellas de mi pudor para cometer fraude social. Todos
ganamos.
Cometer fraude es una cosa que, ya ves,
me cuesta muchísimo. A las razas inferiores les resulta facilísimo
porque está en su naturaleza, pero para mi es como escalar dos
montes Everest uno encima del otro.
De pequeño siempre me avergonzaba de
esto. Todos mis colegones iban a robar a El Corte Inglés como Los
Pelayos y yo una vez robé una goma de borrar (alemana, eso sí) y me
pillaron. Me metieron en el cuartito ese donde te meten un miedo
atroz para que no lo vuelvas a hacer más y me soltaron.
Ya en el colegio le conté la anécdota
a Iván Jiménez, el randa de la clase, y me dijo que las secretas
que me pillaron él las conocía como a su familia. Que incluso se
tumbó con una de ellas en un colchón de la planta primera y que se
le puso la polla dura y ella lo vio. Pero Iván mentía más que
hablaba, uno no se puede fiar.
Yo no puedo robar ni mentir. Así me
va.
Sin embargo, mantengamos la esperanza;
dicen las leyendas de la Tierra Media que a los honrados y honorables
les acaba yendo bien. Es una leyenda perdida de los bosques del
norte, pero no podemos agarrarnos a otra cosa de momento.
Para más inri, cuando le cuentas a la
gente que eres honrado y honorable en vez de hacerte una estatua te
dicen que te va a ir muy mal. Que precisamente por ser muy bueno te
va a ir muy mal. ¡Joder! Vaya pozo de cinismo.
Pero claro, es que si no sabes lo
valiosa que es Starship Troopers ¿qué se puede esperar de ti? Nada.
Menos de nada.