lunes, 19 de junio de 2017

Monster Energy

Hemos hablado de muchas variedades de Monster, pero nunca del Monster original. ¡Ya ves! Qué mala cabeza tengo.


Monster no sabe tan bien como Red Bull. Llevo aquí con una lata abierta dos días y no me la termino. Si fuera de Red Bull dónde iría ya. ¿De verdad es tan difícil hacer un brebaje inimitable, que por mucho que quieras nunca te vas a acercar a él ni rozándolo? Pues debe ser que sí, Monster es la prueba.

Uno tiende a pensar que todo lo hacen las máquinas, a mi por lo menos me pasa. Ahora se habla mucho de la robótica pero yo siempre he pensado que todo lo hacen robots. Le das a dos botones y te sale una lata de Monster. Pero va a ser que no. Debe ser que la pericia exquisita del maestro perfumero todavía es crucial en este mundo tan... ¡Tan pirado! Tan pireta.


En estos tiempos de mercachifles hasta la figura del maestro perfumero (o perfumista) está en cuestión. Normal, después de tres cursos de cómo cumplir tus sueños no te fías de nadie. Escuchas la palabra “gurú” y pones los pies en polvorosa. Pero alguien tiene que saber cómo se hace el Red Bull. Lo que pasa es que ese tío no se lo dice a nadie. ¿Para qué? Sabe hacer Red Bull. No necesita que le conozca nadie.

No te imaginas a un tío tan imponente como el creador de Red Bull dándose un baño de masas. Te lo imaginas tomando un cafelín en un bar discreto charlando con el camarero, diciendo que, oye, qué calor hace. ¡Y todavía ni estamos en verano! Este año va a ser durillo.


Como ya hemos aclarado muchas veces, las cosas de nivel no se venden en Amazon. Tienes que rebuscar por todos los bares discretos de la zona a ver si salta la liebre y te encuentras al creador de Red Bull. Pero si lo encuentras y le preguntas te negará que sea él, que te has confundido. Que pasa mucho, que no es la primera vez que le confunden. Y en cuanto se deshaga de ti volverá a su cuartucho, a fabricar más Red Bull y a seguir trincando billetes.

¡Menudo dilema! La única persona que te haría una bebida energética digna no quiere que le reconozcas. ¿Qué puede hacer uno ante eso? Pues lo mismo que yo, pillarte un Monster y joderte.


Menuda putada que la Fuente de la Juventud no sea una fuente, sino una persona. Las fuentes son más fáciles, llenas un par de garrafas y te vas a casa. Pero las personas somos más especialitas. Tienes que saber tratarnos, porque si no te va a dar Red Bull tu puta madre, salao.

No se hizo la miel para la boca del asno. Eso es lo que parece que nos viene a decir el creador de Red Bull con su esquivo deambular.