Hemos hablado de muchas variedades de
Monster, pero nunca del Monster original. ¡Ya ves! Qué mala cabeza
tengo.
Monster no sabe tan bien como Red Bull.
Llevo aquí con una lata abierta dos días y no me la termino. Si
fuera de Red Bull dónde iría ya. ¿De verdad es tan difícil hacer
un brebaje inimitable, que por mucho que quieras nunca te vas a
acercar a él ni rozándolo? Pues debe ser que sí, Monster es la
prueba.
Uno tiende a pensar que todo lo hacen
las máquinas, a mi por lo menos me pasa. Ahora se habla mucho de la
robótica pero yo siempre he pensado que todo lo hacen robots. Le das
a dos botones y te sale una lata de Monster. Pero va a ser que no.
Debe ser que la pericia exquisita del maestro perfumero todavía es
crucial en este mundo tan... ¡Tan pirado! Tan pireta.
En estos tiempos de mercachifles hasta
la figura del maestro perfumero (o perfumista) está en cuestión.
Normal, después de tres cursos de cómo cumplir tus sueños no te
fías de nadie. Escuchas la palabra “gurú” y pones los pies en
polvorosa. Pero alguien tiene que saber cómo se hace el Red Bull. Lo
que pasa es que ese tío no se lo dice a nadie. ¿Para qué? Sabe
hacer Red Bull. No necesita que le conozca nadie.
No te imaginas a un tío tan imponente
como el creador de Red Bull dándose un baño de masas. Te lo
imaginas tomando un cafelín en un bar discreto charlando con el
camarero, diciendo que, oye, qué calor hace. ¡Y todavía ni estamos
en verano! Este año va a ser durillo.
Como ya hemos aclarado muchas veces,
las cosas de nivel no se venden en Amazon. Tienes que rebuscar por
todos los bares discretos de la zona a ver si salta la liebre y te
encuentras al creador de Red Bull. Pero si lo encuentras y le
preguntas te negará que sea él, que te has confundido. Que pasa
mucho, que no es la primera vez que le confunden. Y en cuanto se
deshaga de ti volverá a su cuartucho, a fabricar más Red Bull y a
seguir trincando billetes.
¡Menudo dilema! La única persona que
te haría una bebida energética digna no quiere que le reconozcas.
¿Qué puede hacer uno ante eso? Pues lo mismo que yo, pillarte un
Monster y joderte.
Menuda putada que la Fuente de la
Juventud no sea una fuente, sino una persona. Las fuentes son más
fáciles, llenas un par de garrafas y te vas a casa. Pero las
personas somos más especialitas. Tienes que saber tratarnos, porque
si no te va a dar Red Bull tu puta madre, salao.
No se hizo la miel para la boca del
asno. Eso es lo que parece que nos viene a decir el creador de Red
Bull con su esquivo deambular.