miércoles, 14 de junio de 2017

Google

Hoy vamos a hablar del Real Madrid. Tengo una amiga que trabaja en Google (o trabajaba porque lleva de baja ni se sabe) y dice que tampoco es para tanto. La creo. Analicemos por qué.


Cuando todo el mundo, hasta tu padre el viejo, dice que algo es guay deja de serlo. Es así, no le des más vueltas. La molonidad consiste en ser esa punta de lanza que se desmarca del estándar. Otra cosa es que el estándar sea cada vez de mayor calidad, pero lo estándar, por definición, es coñazo y poco molón.

Antes el estándar era llevar traje y ser un amargado. Ahora el estándar es llevar bambas y jugar al futbolín en el trabajo. Por lo tanto ahora lo molón es llevar traje y estar amargado. Entiende que la molonidad tiene que tener esta cualidad esquiva como el mercurio, ya que sin ella nos quedaríamos estancados en un punto que por molón que sea no es más que un punto en el desarrollo humano. Yo me dedico a abrirte camino en la molonidad, sea el estándar todo lo guay que quiera.


No diría que Google es malo. Es más, menos mal que tiene tanto poder, porque si lo tuviera Ramón & Asociados iríamos listos. Pero por muy guay que sea algo siempre se puede mejorar. Por ejemplo, yo no puedo estar entre cien niños gritones que se creen un copo de nieve especial y único. En ese momento echo de menos a mi tío Laureano, que de un grito le corta el rollo hasta a Jamiroquai.

En mi eterno discurrir por el molón sendero me di cuenta de que la senda millennial estaba limitada. Es como el feminismo, que como reacción al machismo está muy bien pero como modo de vida te lleva a un callejón sin salida. El feminismo tiene el mismo final que el machismo: quedarte solo proclamando que tu manera de hacer las cosas es la única verdadera. ¡Pues vaya mierda de final es ese! Prefiero jugármela yendo con unos hooligans que quedarme recitando a Frida Kahlo con unas gallinas cluecas.


La movida es que si lo has dado todo por una causa, si la causa deja de tener sentido no te puedes bajar al instante de ella porque ¿qué les vas a decir a tus amigos? Afortunadamente a mi la opinión de mis amigos me importa un cuerno y yo me bajo de las causas en marcha, aunque me pegue una hostia guapa. ¿Juan, pero tú no eras maricón o no sé qué? No, ahora soy minero bakala. ¿Algún problema? No, no, Juan, sólo faltaría. Pues eso. ¿Ves qué fácil es?

La causa, aquello que nos mueve, no sólo precisa de smartphones y 4G. Precisa principalmente de coraje, que es aquello que te llevó a tener smartphones y 4G. Si pierdes la raíz en pos del fruto estás vendido.


Que te entiendo: que llevas toda la vida luchando por la causa y quieres sentarte a descansar de una vez. Vale. ¡Pero entonces no eres tan millennial, querido! Serías, en todo caso, millennial mientras tenías el valor de seguir avanzando pero ¿ahora? Ahora eres un puto viejo que cree que llevando Vans está todo resuelto.


Esto es una religión. Google ya llegó a donde tenía que llegar y ahora actúa desde ahí. Pero la molonidad sigue avanzando porque no se detiene nunca. Yo, que tengo alma rumbera, no puedo sentarme a descansar mientras miro cómo la molonidad sigue sin mi. ¡La amo demasiado! Por eso Google bien, pero, oye, yo pienso que es mejorable. ¿Tú qué opinas, viejales?