miércoles, 14 de junio de 2017

Watchmen

¿Quieres hablar de cosas serias? Por lo menos puedo hablarte de algo oficialmente serio: Watchmen.


Francamente, no sé si esta novela gráfica es tan seria, porque cuando te la terminas de leer ya no te apetece leértela nunca más. ¡Menudo tocho! Cuánto más serio es un simpático Don Miki.

Mi personaje favorito es el Doctor Manhattan, porque es omnipotente y lo controla todo con su poder cuasi divino. Como yo, vamos. No me pinto unos circulillos en la frente porque, no sé, me parece un poco canteo.


Si has de elegir un superhéroe vamos a escoger uno cuasi divino, digo yo. En mi década de los 20 me identificaba con Spiderman, ese adolescente nerd que con un traje vistoso hacía acrobacias alucinantes. Pero como he crecido mis poderes también, así que Spiderman se me quedó pequeño.

Busqué otros superhéroes en los que mirarme. El siguiente que encontré fue Paco Martínez Soria, que con su nobleza baturra salvaba a la familia de los peligros de la modernidad.


Luego ya me eché al monte y me fijé en Dios. No sé, me parece suficientemente bueno. Dios lo controla todo pero con una mano amable, fraterna. Lo controla todo pero no para su satisfacción personal, sino para el beneficio de la totalidad.

Casi que ya me quedo como ejemplo definitivo con Dios. No creo que encuentre nada mejor. Pero como en las conversaciones con gente si dices que tu superhéroe favorito es Dios te miran así como de aquella manera voy a coger al Dr. Manhattan, que aunque no te miren bien tampoco precisamente tragan más que si les dices Dios.


Ya ves, tú fijándote en Cristiano Ronaldo y yo fijándome en Dios. ¿Ahora entiendes por qué las cosas están como están?

Me puedes sacar un mote si quieres y llamarme “El Rabino”. “El Exorcista”, si te mola. A cambio, yo te saco el demonio de dentro. ¿Quieres verlo? Uno, dos, tres... ¡Despierta!