jueves, 1 de junio de 2017

Instagram

Presionado por la aplastante demanda popular he vuelto a las redes sociales convencionales. En LinkedIn se está mucho más a gusto, es como la cafetería de la esquina de tu calle donde todo el mundo va a vomitar sus miserias y no a fingir que es esto o lo otro. LinkedIn es como Cheers.


LinkedIn me encanta porque básicamente es una red social de terapia de grupo para todos aquellos a los que el curro no es que nos vaya mal, es que nos va como el puto culo. Pero como a todo el mundo le va igual de mal pues ya parece que la cruz pesa menos.

Instagram, por el contrario, es Twitter con imágenes en vez de texto. Abandoné Twitter espantado por un nivel de postureo que superaba con creces todo aquello que yo había conocido, y mira que yo he conocido cosas muy jartas.


Como ya conozco el percal con Instagram estoy siendo mucho más cuidadoso que con Twitter. Sólo sigo a estrellas de la pornografía que me gustan especialmente y a alguno que conozco de LinkedIn que me gusta lo que hace. Los followers desconocidos que llegan de no se sabe dónde son tratados en mi cuenta con respeto y cariño, llevándose uno o dos favs por el mero hecho de seguirme. En Casa Juan queremos que usted se sienta como en su propia casa.

La época de Twitter era mucho más inestable que esta. La gente no veía el camino por ninguna parte y sólo se dedicaba a intentar llamar la atención, como un niño pequeño que no sabe cuál es su lugar en la cena de Nochebuena.


Ahora, por contra, la gente ya se ha olido la tostada. Se ha dado cuenta de que enseñando cuán especial es su ombligo no conseguirá nada, porque todos creemos que nuestro ombligo es el mejor. Así que si tú no valoras mi ombligo yo no valoro el tuyo y a ver quién es más cabezota.

Por eso Instagram me está transmitiendo mejores sensaciones que Twitter en su día, porque la gente ya se ha enterado de que antes de que tú digas que te gusta mi foto yo tengo que decir que me gusta la tuya. Aunque sólo sea por cortesía, esa cosa tan perdida.


Y con este marco humanista me estoy desenvolviendo en Instagram. ¡No me malentiendas! Sigo pensando que tú eres un insecto a mi lado. Pero en Instagram voy a ser tan magnífico de no aplastarte a los primeros compases.

Es que si no el combate no tiene gracia. Si te venzo ya no de un solo golpe, sino de un solo vistazo ¿qué gracia tiene esto?