martes, 6 de junio de 2017

Thomson

¿Qué ha de tener una marca para que mole? Que no la compre nadie. Por eso soy amante de los productos Thomson.


Si vas a Media Markt verás una legión de televisores Samsung. Luego, verás una más pequeña de LG. Luego Sony y Panasonic, los viejos y buenos japoneses, que compiten con los coreanos argumentando que lo suyo es de mayor calidad. Y en la esquina, al fondo, verás un televisor Thomson que se ve peor que los demás. Bien, pues con ese televisor es con el que sueño yo.

La molonidad tiene mucho de devoción religiosa. Cuando uno mola de verdad tiene debilidad por las criaturas más débiles de nuestro Señor, por eso Alaska se ha casado con su marido.


No en vano Alaska cantaba “Quiero ser santa”. Los que tenemos aspiraciones santas acabamos siendo los reyes de la molonidad. Otro caso que lo delata es Robert Crumb, que en sus geniales memorias relata cómo de pequeño era preso de un poderoso fervor religioso.

Dios, como no puede ser de otra manera, es lo que más mola de todo. Dios, al ser el alfa y el omega, por definición también tiene que ser lo más guay. ¡No va a ser lo menos guay! Lo menos guay es lo que han hecho los hombres miopes con Él, pero eso a Él se la trae al pairo. Lo que los hombres miopes digan de uno es irrelevante. Así que imagínate qué le puede importar a Dios eso.


Ser devoto consiste en no traicionarse a uno mismo. Ya que Dios te hizo como Él, en su Santa Voluntad, quiso que fueras, traicionar tu esencia es traicionar lo que Él quiso para ti y, por lo tanto, lo que Él quiso sin más. ¡Tranquilo! Puede que estés ciego y por eso te traiciones sin darte cuenta. Eso no es una afrenta, es un error de percepción. Dios entiende que este es un valle de tinieblas y, por tanto, que hagas caso a ideas absurdas.

Pero, hombre, tampoco te pases; si eres neoliberal, bueno, Dios tampoco se enfada por lo que en el párrafo anterior hemos expuesto, pero yo creo que las cosas ya están suficientemente despejaditas como para que te des cuenta sin necesidad de intervención divina de que eres un hijo de puta. A estas alturas eso ya está bastante claro, ¿no te parece?


Eso de que los pobres deban ser eliminados para que tú puedas comprarte otro rascador de espalda de marfil... ¡Bueno! Tampoco hace falta ser Nelson Mandela para ver que es un pensamiento propio de un hijo de perra. Pero que, vamos, que Dios se hace cargo de todo, tú no te preocupes, chavalote.

Por eso, amigo neocon, deberías comprar Thomson; porque comprando Thomson evidencias que te preocupas de los desfavorecidos. ¿Ves qué fácil es, neocon? Sólo hace falta un poco de buena voluntad.