Jim Carrey es uno de los mejores
actores que he conocido. Es graciosísimo y profundo. No sé qué más
se puede pedir.
No conocía esta peli de Jim, y por el
mood que tengo últimamente imagino que pasaré un tiempo sin
conocerla porque no me apetece verla. Me apetece tenerla. No, no
estoy enamorado de ti, princesa: para mi sólo eres un trofeo.
Como comprenderás, princesa, con lo
superficial que eres sólo vales como medalla. Me interesa de ti que
mis amigos me vean contigo y digan “¡Joder con Juan, qué tío!”.
Pero nada más.
Tienes las tetas gordas, los labios
operados y te has quitado las costillas flotantes. ¿De verdad has
trabajado para que yo te conceda mi admiración? Pues claro que no.
Has trabajado para ser una fuckdoll. Y eso es lo que eres. Lo que me
extraña es que te quejes de cómo te trato.
Había dos opciones, comprar un gato o
comprarte a ti. Pues te he comprado a ti. ¿Por qué te quejas de que
te alimente con Whiskas? A veces me arrepiento de no haber comprado
el gato, seguro que era más agradecido que tú.
Eres bonita y tonta. ¿Por qué te
quejas? Haber estudiado. Si hubieras estudiado te admiraría, pero
como no has estudiado te desprecio. ¿No te dijeron que la vida sería
así para los que no tienen estudios cuando eras pequeña?
Pues yo pensaba que se lo decían a
todo el mundo. Igual ese día no fuiste a clase. Va a ser eso.
Pues nada, que lo que te digo, que de
ti me interesa tu posesión. Tu cualidad de objeto inerte. No, no, no
es culpa mía: es lo que quisiste ser y es lo que eres. Ahora no te
quejes, objeto inerte.
A veces creo que te voy a cambiar por
un jarrón. ¿Dónde he puesto el tique de compra? Ah, en tu ano. Es
verdad.