martes, 7 de febrero de 2017

Aladdín

¡Rata callejera!


Así le deben llamar a Errejón últimamente. Qué papelito le ha tocado al chaval.

Traicionar al líder es una movida. Tú quieres reconocimiento pero el líder es tan superguay que tú te sientes una mierdecilla a su lado. Hasta que no aguantas más y montas una candidatura contra él.


Hay una línea muy delgada que separa al fiel escudero del simple segundón. El escudero acepta y celebra su segunda posición mientras que el segundón es vanidoso y ansía el primer puesto aunque le venga grande.

A mi siempre que he ocupado la segunda posición me ha gustado. Estás exento de responsabilidades y no tienes que tomar decisiones. ¿Dónde salimos esta noche? Donde diga Manolo. Nunca me atreví a cuestionar una autoridad que era justa y buena para el grupo.


Sin embargo cuando me ha tocado ocupar la primera posición he visto cómo unos cuantos Errejones de la vida se me querían subir a las barbas. “¿Por qué?”, me preguntaba yo. Yo tomo decisiones teniendo en cuenta la totalidad. Todo va como la seda. ¿Qué te mueve a blandir ese puñal contra mi?

No quiero ahondar en esos porqués por si la respuesta me horripila demasiado. Los hombres santos preferimos no contemplar la maldad del mundo frente a frente, sólo de lado. Aunque algún día tendré que hacerlo, me temo. Pero todavía no estoy preparado. Tendréis que tener paciencia.


Así que como ya he toreado en esas plazas sé lo que está pasando en Podemos. Las cosas al final saldrán bien, pero, diablos, qué honda vergüenza habrán de pasar los que están cruzando una línea que Dios prefiere que no se cruce.

Pero como, insisto, he toreado en esas plazas no me meto. Ya he llevado muchas cornadas. Ahora os toca a vosotros.