jueves, 9 de febrero de 2017

Coerción Por qué hacemos caso a lo que nos dicen Douglas Rushkoff

Cuando me preparaba para trabajar en publicidad me compré este libro. Pensé que me iba a encontrar sucias tácticas para manipular la mente del rebaño y lo que encontré es una denuncia de la manipulación. Pues sí que estamos buenos.


Como sabéis, me encantan las teorías de la conspiración. A la gente inteligente nos gustan mucho porque nos dan alimento al cerebro. Se nos propone un sudoku indescifrable que pone a prueba nuestras capacidades.

Cuando uno llega a la parte de los reptilianos empieza a acojonarse de verdad. De repente V ya no es esa serie que le gustaba a mi madre y veía mientras yo me escondía debajo de la mesa del salón y pasa a ser un mensaje en clave de la resistencia contra los villanos Illuminati.


Así vas por la calle y no paras de ver pruebas evidentes de la manipulación a nivel global. Se te va haciendo una pelota en la cabeza que no tiene salida, porque te pongas como te pongas siempre vas a estar dentro de Matrix.

Rafapal veía en la moda de los vaqueros cortados un intento (otro más) de los Illuminati para convertirnos en no sé qué. Esa es otra, que la gente que está en estos rollos está como las maracas. Y tú te contagias de la majarez.


Y cuando ya te das cuenta de que estás haciendo el ridículo paras y dejas que Rafapal siga solo. ¡Hala, Rafa! Ya me cuentas qué hay al final de la vía cuando vuelvas.

A cambio has vivido la aventura más increíble que se puede vivir en esta vida sin haber salido de tu barrio, porque todo estaba en tu cabeza nada más. Esto sí que es la realidad virtual. Déjate de Oculus Rift. Si quieres vivir una buena aventura VR lee Rafapal.


La respuesta a las teorías de la conspiración está en La Caja de Pandora de Superlópez. En esa historieta Zeus resolvía que el misterio de La Caja de Pandora, aquel por el que todo el Olimpo se había vuelto tarumba. El misterio era que Zeus se aburría y se inventó el rollo de La Caja de Pandora para pasar el rato porque se aburría con eso de ser eterno.

Todas las cosas malas que pasan nos las hemos inventado nosotros solitos. No necesitamos ninguna mano negra para jodernos vivos, de eso ya nos encargamos nosotros solitos. Si somos gilipollas hay que admitirlo, no culpar a los Illuminati, que son una gente encantadora y vela por nuestra seguridad y felicidad.