No me gustan las cosas que me compra mi
madre. Ya, ya sé que vosotros daríais una pierna por tener una
madre como la mía, pero ahora estamos hablando de mi.
No me puedes regalar el libro de la
hija cuando ya me he leído los del padre. En resumidas cuentas,
llegó tarde. Y si hay una cosa en la vida que a mi me motiva es
llegar a las cosas el primero de todos.
Esos son todos los problemas que tengo
con mi madre. Problemas de coolhunters.
Los coolhunters podemos montar una
guerra atómica por una falda. Somos muy listos y a la vez las
personas más retrasadas mentales del mundo.
¿De verdad merece la pena estar
enfadados por si el verde se lleva o no este año? Well, hell yeah!
Si no nos peleamos ¿qué coño
hacemos? Yo no sé plantear la vida si no es en un modo competitivo.
La culpa es de la sociedad.
Por tanto, como yo estoy exento de
culpa, puedo seguir peleando hasta que me apetezca, porque además de
coolhunter soy millennial y la responsabilidad de mis actos no se
hizo para que yo la acatase.
Los coolhunters somos fuera de la ley
que no salen de su habitación. Renegados gordos. Desperados que lo
más lejos que llegan andando es a Callao.
¿De verdad, como sociedad, estáis
dispuestos a que nosotros os gobernemos? Bueno, bueno. Luego no
digáis que no os lo he advertido...