A Pablo Iglesias se le está poniendo
la voz de Carlos Herrera porque se está haciendo un macho de
cojones.
Cuando te caen hostias por todos lados
tienes dos opciones: resignarte y dejar que las hostias te maten como
a un reo medieval o convertirte en un puto macho y empezar a repartir
tú las hostias. Pablo ha optado por el segundo camino, mejor para él
y para todos.
Hay fotos por Internet del pasado de
Pablo en las que, efectivamente, parecía una niña. ¡Joder con la
niña! ¡Cómo reparte!
La cuestión no es patriarcado sí o
patriarcado no. La cuestión es a quién ponemos de patriarca. Y el
mejor patriarca es una niña macha. Eso lo sabe todo el mundo.
Las niñas machas, al ser niñas, las
comprenden muy bien, así que las tratará guay. Pero tienen un poder
secreto que las distingue del resto de niñas: reparten hostias como
hombres. Por tanto son poderosas y sirven para defender la nación.
Pablo Iglesias está dentro de este
saco. Muy sensible, muy bueno, pero como se le inflen verás. Una
especie de Ender de El Juego de Ender.
Tengo mucha fe en que Pablo Iglesias
monte una escabechina memorable. Me gustaría verle como al
protagonista de Doom arrasando demonios y comiéndose sus tripas.
Pero es que yo tengo debilidad por el show.
Sin embargo creo que se dará más bien
el sadismo socialmente aceptable, aquel en el que dominas a tus
enemigos no aplastándoles, sino haciéndoles sentir que, si quieres,
puedes aplastarlos como a insectos.
Me gustaría enfrentarme a Pablo
Iglesias. Ando escaso de rivales dignos últimamente.