martes, 14 de febrero de 2017

Television´s Greatest Hits 7 Cable Ready

Cuando yo era joven, de tez limpia, no como ahora, todo lleno de cicatrices, empecé a interesarme por lo pop radical. No pop tipo Roxette, que también, digo lo pop tipo sintonías de las series de la tele.


El arte ¡oh, amigos! ha de servir a tus más bajas pasiones. Las bajas pasiones lo son porque el contrato social no deja que sean más elevadas, no por su naturaleza intrínseca. Es decir, si llegas a una reunión tarareando la melodía de Seinfeld tu jefe, que el pobre es retrasado mental, igual te mira mal.

Y tú, como eres un cobardica, vas a dejar de tararear Seinfeld.


Sin embargo cuando vuelvas a casa dándole vueltas a la cabeza, pensando en qué te has convertido, en un mierda, en una plasta de vaca, quizás te encuentres conmigo. Yo, casualmente, también estaré tarareando la melodía de Seinfeld. Y ahí tú interiorizarás que quizás otro mundo sea posible, porque si yo lo hago puede que tú algún día puedas hacerlo también.

Por tanto mi osadía no es más que un servicio público.


Mi presencia y tu pequeñez ante mi no es más que el recuerdo de lo que pudo ser tu vida y no fue. Esto es más triste que la melodía de Canción triste de Hill Street.

Naturalmente yo me lo he currado. Yo he tenido jefes probablemente bastante más retrasados mentales que el tuyo y aquí me tienes. Yo no me he rendido.


Así que una vez superada la humana envidia no te queda más que postrarte a mis pies y suplicarme algo del mágico brebaje que me hace a mi tan guay y que tú hace tanto tiempo que no tomas.

Y yo te diré, cual sabio de la cumbre: “¡No hay brebaje, criatura! ¡Todo lo que necesitas está dentro de ti!”. Y a ti te entrará el bajón porque ya no sabes hacer nada sin pagar por ello.