jueves, 23 de febrero de 2017

Makoki 16

Todo empezó en Makoki. A mi me la descubrió Dani, que a su vez se la descubrió su hermano mayor. Yo, como no tengo hermanos, estas cosas me las tienen que descubrir amigos con hermanos mayores. Yo no me valgo.


Makoki fue para mi el preludio de El Víbora, esto es, cómics que no eran de Mortadelo, sino de cosas guays. De pedos, palabrotas y metidas. La educación sexual necesaria.

Como nos educamos en Makoki nos creemos que ancha es Castilla. Aunque un chico de hoy educado en Internet imagino que no creerá que Castilla es ancha, sino que es enorme. Como Dakota, o algo así. Un estado grande de esos.


El sexo es una cosa muy divertida porque está prohibida. Si en el colegio nos obligasen a tener una asignatura de sexo, pero no una maría, sino una asignatura seria, de las que te juegas la Selectividad, el sexo nos daría asco.

Así que si quieres que el sexo sea divertido manténlo en la oscuridad, o al menos bajo un manto tenue. Es que si no el misterio se va a hacer morcillas y todo se reduce a un intercambio de fluidos, en el mejor de los casos.


Para eso nos vamos todos a clínicas de reproducción asistida y nos suicidamos más tarde, como suecos o lemmings.

Hay cosas que deben pasar por debajo del radar para que la convivencia sea armoniosa. Vamos, y porque no me gusta que nadie meta las narices en mi intimidad. ¿Desde cuándo la intimidad pasó de moda? La moda soy yo. ¿Todavía no lo sabéis?


Así que si no te molesta no cotillees el Historial de mi ordenador. Aunque puedas. Es una cuestión de etiqueta.

Porque si no igual cotilleo yo el tuyo y no sé quién va a salir perdiendo. Yo ya tengo pinta de pornógrafo. Pero tú vas de bueno.