miércoles, 1 de febrero de 2017

Hamtaro Ham-Ham Heartbreak

A mi este ratón de los cojones como supermono me cae fatal, pero bueno, es que yo ya compro cualquier cosa. No discrimino.


Mi único criterio para comprar es pensar qué le gustará a la gente en el futuro. Yo ya tengo mi propio gusto bastante saciado. Me he pasado la vida complaciendo a mi ombligo, que según mi madre es perfecto. Algún día os lo enseño.

Hay ombligos repugnantes, esos que están como para fuera. ¿Pero qué cirujanos atendieron a esos pobres niños? Serían de la Seguridad Social, naturalmente. En las clínicas privadas donde mana miel de las paredes hacen las cosas bien, donde me atendieron a mi.


En las clínicas privadas te atienden a cuerpo de rey. Si tienes un mal día y, por ejemplo, quieres patearle la cara al médico mientras te lima los callos puedes hacerlo, porque el puto médico está a sueldo tuyo y sólo se le permite sonreír aunque estés a punto de matarle.

Por eso es importante tener a cuanta más gente a sueldo mejor, porque así siempre puedes hacer lo que te sale de la polla.


Naturalmente esto a la larga creará un vacío en tu alma que te destruirá absorbiéndote como un agujero negro, pero, ei, hasta ese día nos lo pasaremos pipa.

La gente no ve sentido a la vida, por eso se entrega a los caprichos. De entender que la vida tiene sentido se dedicarían a él en cuerpo y alma, pero como no se lo ven se dedican a patearle la cara a la gente.


Yo sí le veo sentido a la vida, por eso todo lo que hago se dirige hacia él. ¿Que cuál es el sentido de la vida? Aunque te lo explicara no lo entenderías. Eres demasiado tonto, lo siento.

Así que ¡hala! A apuntarte a la sanidad privada, como todos los pringados.