Las Clamp parece ser que son un grupo
de dibujantas de manga. ¡Un grupo de dibujantas! Menudo aquelarre.
No quiero ni pensar cómo se tomarán
las decisiones en ese grupo. Sólo caben dos opciones: que todas
acuerden una idea que no le entusiasma a ninguna o que acaben todas
como el Rosario de la Aurora, tirándose los botes de tinta a la
cabeza y clavándose las plumillas en el corazón.
No hay otra manera. A mi tampoco me
gusta que me digan lo que tengo que hacer. En todo caso, me gusta
decir a mi lo que hay que hacer. Soy como todo el mundo.
En verdad os digo que el mundo del
liderazgo es un mundo complicado, porque no hay ni una sola persona
inteligente que siga al líder por el mero hecho de que lo sea. Las
personas inteligentes hemos de profesar un profundo respeto por el
que manda, si no no obedecemos. Semos asín.
Por ejemplo, Íñigo Errejón, el nuevo
mártir de nuestro país y por tanto recién ascendido al Top Mol, la
Primera División del molar, la Liga Santander del molar, no obedece
si es a toque de corneta. ¡Por supuesto que no! ¿Qué se ha creído
este Pablo? Pablo se ha creído que como ahora tiene novia y le apoya
todo vale.
¡Pues ándate con ojo, a ver si la
chavala se va a ir por ahí de un momento a otro y te deja en manos
de Íñigo y Tania! ¿Y ahí qué vas a hacer? ¿Hacerte el
corderito? ¡Después de la que has liado! Si eso ocurre tendrás que
ser tu el que le coma el pimiento a Íñigo.
Por tanto, el liderazgo futurista exige
que el Líder sepa tratar unas sutilezas que no están al alcance de
cualquiera. Pablo habrá de hacer un ejercicio de calceta épico para
que su jersey no tenga puntadas sueltas. De no ser así todo se
podría resquebrajar si a Irene le da un flus y lo deja con una mano
delante y otra detrás.
Podría ponerle una cadena al cuello a
Irene, pero eso sería un rollo toque de corneta que no cuadra con
los planteamientos que exponemos. Tendrá que conseguir que Irene lo
quiera sin encadenarla. ¡Diablos! ¿Cómo se hace eso? Yo no sé
hacer eso.