miércoles, 8 de febrero de 2017

Consejos sexuales de Álvarez Rabo Segunda Parte

Álvarez Rabo es uno de mis autores favoritos, si no el favorito.


Todo mi trabajo está copiado de Álvarez Rabo. Comparto que perder demasiado tiempo en hacer una obra es de gilipollas. Me gusta pasarme de la raya todo lo que mi corazón pueda. Me gusta el feísmo como modo de plasmar la belleza.

Álvarez Rabo cometió suicidio creativo porque no se sintió suficientemente apoyado por los lectores de El Víbora. Sí, puede que fuese una reacción un poco infantil, pero a mi me sigue gustando.


Resucitó unas cuantas veces y luego le perdí la pista. Pero su forma de hacer las cosas sigue teniendo un puesto de honor en mi corazón.

Álvarez Rabo era dependiente de la sección de calzado deportivo de El Corte Inglés y cada mes publicaba una sola página en El Víbora. Pero pese a una dedicación tan escasa al oficio creativo es el que más me marcó con mucha diferencia.


Tuve la increíble suerte de que me firmara uno de sus tebeos en un Salón del Cómic de Granada e incluso me dirigió unas palabras. Asistí en el mismo Salón a una conferencia suya que enmudeció a los demás contertulios porque su calidad era demasiado arrolladora.

Y ya veis, seguramente a estas horas esté saliendo de su Corte Inglés después de haberse arrodillado ante los hijos de marujas que quieren unas Reebok o unas Nike. O unas Onitsuka, que ahora se llevan mucho esas zapatillas del demonio.


Álvarez Rabo se alejó del ambiente creativo y tuvo dos hijos, Yedra y Jonathan.

Luego decís que no soy humilde. Pues claro que lo soy, pero sólo ante los que se merecen respeto.