jueves, 23 de febrero de 2017

Historia de los mundiales de fútbol 1930-1982

Pues no me acuerdo un cojón de este tebeo. Me lo compré ya de mayor, como en plan “voy a hacerme el nostálgico que echa de menos cuando comía tostas de Nocilla”. Y como eso es una farsa no funcionó.


Las farsas son mala cosa. Tienen los pies de barro. Así que si basas tu triunfo en una farsa cuídate bien de que nunca se destape.

Sin embargo, si dedicas energías a que la farsa no se destape pocas energías te quedarán para otras cosas, porque las farsas son una cosa muy costosa de tapar. Cada día se van haciendo más complejas, ya que tratan de ocultar la Verdad y la Verdad se revela a sí misma.


La mejor idea es la de los artistas, que mentimos para contar la verdad. Te montamos un cristo de la hostia para decir la Verdad. Tú mientes para mentir. Qué burdo.

Si dices cosas que no sientes preocúpate de que apunten a otras que sí sientes, como hago yo, porque si no cualquier día te van a pillar y vas a quedar en ridículo.


A mi me pueden pillar por las formas, pero no por el fondo. Y como lo que cuenta es el fondo a mi no me pueden pillar.

De acusarme de algo sólo me pueden acusar de cachondo. De hacer pensar al todo el mundo que soy el demonio cuando sólo soy un cachito de pan.


Tú, sin embargo, vas de cachito de pan cuando eres el demonio. ¿Entiendes por qué al final, que es lo que cuenta, ganaré yo? Porque no soy gilipollas, como tú.

Ey, sólo tenías que haberle dado la vuelta a la ecuación. Si eres gilipollas ¿a mi qué me cuentas?