viernes, 10 de febrero de 2017

Juan Carlos Monedero

¡Cómo habla este tío! No para. Parece mi madre.


Eso sí, siempre dice lo mismo. Llevo unas cuantas conferencias de él en YouTube y siempre tiene el mismo discurso, los mismos chistes. Debe ser que cuando uno es profesor tiene tics, como llevar el discurso preparado.

Eso de dar discursos debe ser dificilísimo, por eso yo no lo hago. Si me pongo a hacer digresiones en voz alta el público me miraría extrañado y sentiría vergüenza, por eso hago las digresiones ante un ordenador, como las personas mayores.


Tengo la sensación de que Juan Carlos está en una cruzada de llevar a los municipios la retórica geopolítica que aprendí hace unos diez años. Las crisis cíclicas, los trucos del sistema, esas cosas. Es buena cosa, porque así la gente tiene herramientas intelectuales para descodificar el discurso mainstream.

Juan Carlos se estremece especialmente cuando usa palabras como empatía y sensibilidad, por lo tanto deben ser los rasgos de su carácter que más valora.


Juan Carlos tiene un buen sentido del humor pero le falta un punto para ser brillante.

Juan Carlos debe ser buen profesor, pero estoy seguro que a mi me pondría un notable por envidia. No es oro todo lo que reluce.


Tengo un cuadro que es un retrato de Juan Carlos.

Juan Carlos se llama como el rey.