domingo, 12 de febrero de 2017

Alan Moore´s The Courtyard

El cementerio. Nunca me han gustado los cementerios pero por avatares de la vida me están empezando a gustar.


La novia del hijo de Enrique Pastor, concejal de juventud y tiempo libre, era gótica. Volvió loco al chavalín, como nos volvemos todos los chavalines por las chicas, y el chavalín se hizo gótico también. Y luego la chavala va y se intenta liar con el padre. ¡Vaya episodio de La Que Se Avecina que fue aquel! Temblaron las paredes de la historia de la comedia.

Enrique Pastor se hizo llamar Gargamel por su hijo. Enrique Pastor es un gran padre.


Enrique Pastor montó un cristo de la hostia sólo para darle gusto a su hijo. Mi tío Laureano me hizo dibujar un mapa del tesoro para mis primos para darles la última ilusión antes de que descubrieran cosas ya no propias de niños.

En resumidas cuentas, los buenos padres no temen a hacer cosas rocambolescas para hacer felices a sus hijos.


Luego los padres chungos beben y les dan palizas a sus hijos porque les molestan con su alegría, esa que ellos perdieron hace mucho tiempo.

Seas el tipo de padre que seas tus hijos van a liarlas pardas, porque los hijos somos así. Las liamos pardas porque sabemos que, por muy gorda que la liemos, nuestros papás siempre van a responder por nosotros, porque para eso son padres. Jugamos con la sangre.


Los hijos vamos dejando de liarlas para pasar al equipo de los padres, ese en el que ya no puedes liarla porque si la lías ya verás. Liarla sólo era una preparación para deshacer los líos de los que te sucederán.

¡Y tú pensando que los líos que habías formado eran importantes! Los hijos no tenemos ni puta idea de nada.