Este cómic me lo regaló una pareja de
mi madre. Hay que ver lo pelotas que son los novios de mamá. Se
creen que haciéndose los jovencitos ya me tienen ganado. ¡Qué
ilusos!
En este tebeo hasta sale un travesti.
¡Pero bueno! ¡Una cosa es hacerme la pelota y otra es llenarme la
cabeza de oscuras imágenes propias de Sodoma y sitios de El Mal!
¡Pero cómo me regalas un cómic con un travesti, hombre! ¡A ver si
me va a empezar a gustar!
Es evidente que el plan del novio de
mamá era un plan Illuminati: pretendía homosexualizarme para minar
mi masculinidad y quedarse él como el gallo del gallinero. ¡Vas
listo! Aquí el único que se folla a mi madre soy yo.
Los hombres somos así, competimos por
1 centímetro cuadrado de terreno por deporte. Por eso existen los
deportes, porque a los hombres nos gusta conquistar territorios
ajenos.
Como es más práctico vencer al Barça
que tiranizar a una nación nos inventamos los deportes, para dar
salida a nuestro afán de conquista de un modo pacífico. Así
socialmente nos podemos comportar como hermanitas de la caridad
cuando en realidad somos bestias sedientas de sangre.
Está claro que el novio de mamá era
un cabrón con pintas, porque esas retorcidas técnicas de destruir
al contrario cual gota china parecen propias de mi. ¡Diablos! ¡Y yo
fiándome del tipo! Soy un buenazo.
Mourinho utiliza las mismas técnicas,
asfixia al rival hasta que muere. Por eso es el mejor entrenador del
mundo.
Sin embargo no contaba con que yo no es
que sea Mourinho, es que soy Fu Manchú.
¡Ey, no le voy a regalar el coño de
mi madre a cualquier pringado! Entendedme.