Este cómic me lo pillé el Viena. Ya
ves, a mi me llevas a Viena y en vez de ir a la ópera voy a buscar
cómics.
Los cómics molan más que la ópera,
por eso me voy a comprar cómics en vez de a la ópera. Si la ópera
molase más que los cómics iría a la ópera. Pero como no es así
voy a comprar cómics.
Conocer Europa es una cosa que tienes
que hacer en la década de los 20, porque para ser un miembro
respetable de la sociedad parece ser que hay que haber viajado.
Bueno, pues esa asignatura también la tengo aprobada. ¿Qué más
coño tengo que hacer para que me dejéis en paz?
En Viena también visité la casa de
Freud. Como por aquel entonces era superfan de Frasier lo era también
de Freud y del jerez. Kill your idols, pero hasta cierto punto.
En Viena también me fui a deambular
por las calles con mi iPod lleno de música pop de rabiosa actualidad
para intentar olvidar a una novia que me trataba a patadas. ¿Qué
queda de aquella rabiosa actualidad y de aquella novia? Nada.
Por tanto tengo muchas asignaturas
aprobadas. Tengo los viajes, tengo la modernidad y tengo la novia
loca. No es por ir de guay, pero creo que he aprobado la carrera.
Quiero mi título.
Los títulos, como las novias locas, no
sirven para nada. Sirven para colgarlos en la pared y que tus amigos
también te dejen en paz. Si no tienes el título en la pared te
miran mal y ya tienes otro problema con el que cargar. Así que la
asignatura Amigos Porculeros también la he superado. En serio:
quiero mi título.
¿Qué voy a hacer ahora que he
aprobado todo lo que tenía que aprobar? Te diré lo que no pienso
hacer: no pienso viajar. No pienso tener novias locas. No pienso
escuchar música de rabiosa actualidad. No pienso tener amigos
porculeros.
Me temo que la década de los 20, a mis
37 palakos, la tengo aprobada. ¡Cristo bendito! Lo que ha costado.