domingo, 19 de marzo de 2017

Hancock

Qué mono es Will Smith. ¡Quiá! Yo soy más mono que él. ¿Me contradices? ¿A que llamo a Zeke?


No sabes quién es Zeke, ¿verdad que no? Es el apodo con el que llamaba su madre al Tío Phil. Al Tío Phil ya lo conoces, ¿no? Espero que sí.

La cultura es una cosa estupenda; cuando aparece la más alta cultura por primera vez ante el público se suele aceptar como un entretenimiento trivial. Sin embargo, con el paso de los años e incluso de los siglos, se empieza a apreciar como alta cultura porque se empiezan a ver las brillantes tripas de algo aparentemente intrascendente.


La regla general es esta: lo que parece alta cultura no lo es. Lo que no lo parece lo es. Estoy hablando a grandes rasgos, pero de momento quédate con esto.

Las cosas que parecen alta cultura están hechas para las personas que quieren aparentar que son cultas. Como sus motivaciones son superficiales sus acciones también lo son, por lo tanto se tiran a cosas que oro parecen pero plátano son.


La alta cultura son las cosas que te inspiran mucho. No sé a ti, pero a mi pocas cosas me han inspirado más que Mortadelo y Zipi y Zape. Y, ya ves, eran putos tebeos para niños. No digo que no me pueda fascinar la voz de un tenor, pero, francamente, a mi me inspira más un tipo que en un instante se disfraza de cualquier cosa que puedas imaginar.

Mozart, como decía la película, no era más que un chavalín travieso que hacía chorradas que molaban un huevo. Salieri, por el contrario, era un pobre hombre que no se había encontrado a sí mismo y, en su sensación de desconcierto, decidió que quería ser un gran compositor cuando sus genes no estaban preparados para ello.


Se parece un poco a Inda, ¿a que sí? Me acabo de fijar.

Por tanto, queridos idiotas, dejaos de ir a la ópera, que la ópera todo el mundo sabe que es un coñazo. Mola mucho más Super Mario Bros, por poner un ejemplo, por eso los niños por Reyes piden Nintendos y no pelucas blancas. Fin de la historia.