¡Qué buena pinta tiene la nueva de
Los Pitufos! Si todavía fuese al cine me encantaría verla. Pero
como eso de ir al cine da, con diferencia, más pereza que ducharme
no voy.
Se nota que la película es buena en la
textura de la piel de Los Pitufos. Las anteriores (o anterior, no me
acuerdo) tenían una textura como áspera, rugosa, siendo signo
inequívoco de que un “genio” de turno quería “reinterpretar”
a Los Pitufos como si Los Pitufos necesitasen reinterpretación
alguna.
Estos nuevos Pitufos parecen lo que
son, suspiritos azules.
¿Cuánta mierda reinterpretada has
comido ya? No, haz cuentas. Ahora comes pan de masa madre, que no es
más que pan hecho por un idiota que se cree que tiene algo que
aportar. Comes vegetales sin cocinar como si fueras un pobre que no
tiene ni estufa de butano. ¿Y todo por qué? Porque tenías “afán
de pureza”. Pero como la pureza de verdad no eras suficientemente
valiente como para tenerla, que es tratar bien a los demás, te has
tirado a esas “reinterpretaciones” del demonio.
En un sentido global, de visión de
conjunto, estas “reinterpretaciones” son positivas porque son un
acercamiento, aunque vano, a la pureza para personas que no tienen la
capacidad para ser puras. Son, digámoslo así, como meter el pie en
la piscina porque tirarte a ella no te vas a tirar. No sabes nadar.
Estarías loco.
A mi, entiéndeme, me sacan de mis
casillas, porque como yo sí sé nadar ver a un mentecato haciendo
bochinches en el borde de la piscina, como Nadadora de Family, me
pone histérico perdido. Es como si a Messi le pones a un tuercebotas
de compañero en la delantera. Puede que el chaval tenga paciencia
con él al principio, pero como Messi es el mejor jugador del mundo
acabará cagándose en todo porque el colega no sabe ni tocarla.
Por eso si me ves un poco pasado de
vueltas cuando hablo de estas cosas te pediría que te hicieras
cargo.
Conmigo te puedes permitir bochinches
si eres una mujer. Si eres un hombre no te los acepto. Un hombre,
como la propia palabra indica, ha de ser un hombre, y no me valen
excusas de que tal o si cual. Sin embargo si eres una mujer, como
eres frágil, te voy a aceptar tus tonterías porque, además de ser
una mujer, me pareces preciosa.
Tías, no queráis ser hombres. En
serio. Es muy cansado. Quedaos con ser encantadoras. Así siempre
habrá un tontillo como yo que os aguante. Si fuerais tíos no os
aguantaría ni Dios.