miércoles, 22 de marzo de 2017

La divina geometría Jaime Buhigas Tallon

Menudas mierdas que me compro yo. Mejor haría comprándome un Zippo que esto.


Cuando me dio por la espiritualidad me tiré a las tiendas de ese palo que hay por detrás de Sol. Por detrás de Sol hay un montón de mierda interesante, como Pontejos o esas tiendas.

No contento con este libro, me compré una orgonita, una mierda de resina con metales dentro que si te la cuelgas del cuello las energías cósmicas orbitan a tu alrededor de armoniosa manera, mientras que si no te la cuelgas lo hacen de forma caótica. Es un hecho demostrado.


Como soy más partidario del caos que del orden acabé arrancándomela del cuello, porque además el rollo memo espiritual me parece como lo peor. Pero para una temporada está guay.

Además, esta excentricidad me abrió más puertas. Yo no paro de hacer cosas sin sentido que al final tienen más sentido del que yo creía al principio.


Cuando volví de mi retiro espiritual me encontré con Lourido por la calle, un compañero de colegio distinguido por ser muy devoto. Como Lourido es tan devoto llegué a la conclusión de que La Divinidad lo había puesto en mi camino, porque por aquel entonces yo sólo me regía por las casualidades que, si miras más profundamente, no lo son. Me he pasado no sé cuántos años de mi vida viviendo en base a este precepto.

El caso es que Lourido, devoto y de derechas, me invitó a una especie de reunión en un club de emprendedores de la calle Velázquez. Es como un club de emprendedores normal sólo que este era de derechas, lo que lo hacía mucho más guay que cualquier otro grupo de emprendedores corriente.


En ese club, aparte de ofrecerme a invertir en una especie de 100 Montaditos en mis primeros 5 minutos de estancia, se exponía la obra de un escultor gallego. Las esculturas estaban hechas de la misma manera que las orgonitas, así que pude hablarle al chaval de este tema y le caí muy bien, porque era el único de ese puto sitio que estaba en su rollo.

Total, que todo vale. Nunca se sabe. Tú haz lo que creas que tienes que hacer y ya está. Es la única manera de que todo salga bien.