Ah, Sandra Bullock. ¡Qué guapa!
Cuando llegó la edad en la que ya no tenías que tener dibujos
animados favoritos y sí actriz favorita me decanté por Sandra
Bullock.
Es muy guapa pero no es una belleza de
estas vanas. Yo soy así muy especialito. Puede que me gusten las
tetas de silicona más que a un tonto un lápiz, pero a la hora de
las decisiones de importancia me fijo en valores profundos. Cómo
soy, ¿eh? Así me va.
Podía haber elegido a Kim Basinger y
haberme quedado tan ancho. Podía haber elegido a Sharon Stone, pero
con el coco que tiene esa condenada íbamos a tener unas peleas
épicas por la incógnita de una ecuación o sobre los miligramos de
manganeso que hay que echar en el matraz. Así que la sensatez
aconsejaba Bullock.
En esta película, además, Bullock
hace de machipirola. Una machipirola es como se les llama en mi
pueblo a las chicas masculinas, las que juegan al fútbol y dicen
tacos. Las que te gustaban de niño. Vamos, a mi eran las que me
gustaban.
En esta película Bullock aprende que
el encanto de Miss America es una cosa estupenda, porque también se
puede luchar por un mundo más perfecto siendo bella sin más. La
belleza es un arma muy poderosa, yo diría que la más poderosa de
todas.
Esta peli se la debería ver
Barbijaputa.
Las chicas aparentemente tontas son las
más listas de todas, porque ven el alma sin las brumas con las que
la mente enmierda. La chica más lista del mundo es una tonta que lo
acepta.
Tú tratas continuamente de escapar de
que eres tonto y ahí reside tu magia. ¡Qué tonto eres! Pero no por
las razones que te crees.
Por el contrario, los más tontos son
los que se creen más listos. Hasta que no reconozcas que eres tonto
nunca serás listo. Te lo prometo.