¡Qué alegrón cuando desembarcó Taco
Bell en España! Por fin aquella cadena tan a tope de las películas
estaba en Madrid. Habría que estar loco para no ir a ver qué se
cuece ahí.
La molonidad de Taco Bell era muy alta,
es evidente, porque sin anunciarse en ningún sitio (que yo sepa) ha
logrado que todos los teenagers vayan a ponerse ciegos a burritos.
Incluso los teenagers guiris, que el otro día vi un corro de ellos
sentados círculo en la Puerta del Sol jamando tacos y nachos.
Como demostró Apple, lo mejor es pagar
a películas con proyección de éxito para que los buenos utilicen
tus ordenadores. Los malos utilizan PCs normales. Las técnicas
Illuminati, como espero que ya sepáis a estas alturas, son las más
definitivas de todas.
Nosotros conocíamos Taco Bell por las
películas de adolescentes, las películas más molonas de todas. Así
que Taco Bell se ha hecho con el centro de Madrid sin gastar un duro.
¡Muchos deberían aprender!
Sobre comer en Taco Bell, pues también
muy bien. Yo ya estoy en esa edad en la que comer burritos todos los
días como que ya no me pega. Pero hace no tanto tiempo iba bastante
y todo estaba de puta madre. Te dan salsas de tres niveles de
intensidad y en cada una venía un mensaje diferente. En la era de
Twitter ese rollo ha quedado desfasado, pero en aquel momento estaba
bien.
Total, que si eres un teenager y no un
adulto gordo no sé qué esperas para ir echando hostias a Taco Bell.
Luego hay otra cadena de burritos en
Madrid que no me acuerdo de su nombre, o sea, que mal empezamos. Las
cosas son como más naturales y su rollo es algo más pureta aunque
no pureta-pureta. Pureta hipster.
Ahí voy a veces con un amigo porque
daban dos cañas por un pavo, pero ya no. Así que tendremos que
dedicarnos a los bares de cubos de botellines. Afortunadamente, no
escasean, precisamente.
McDonald´s y Burger King ahí peleando
y llega Taco Bell y les hace la cama. No sé cómo no les da
vergüenza.