Dibujar jamelgas es una cosa muy
recurrente y apreciada en el arte secuencial. Por ejemplo, la jamelga
que sale en la portada de este comic book hace salivar mucho. Y como
salivas compras. Eso lo aprendimos en Granujas de Medio Pelo de Woody
Allen.
Al colegio hay que ir a aprender
ortografía, gramática, matemáticas, esas cosas que damos por
sentadas pero que no lo son en absoluto. Tenemos en occidente un
nivel educativo tan alto que parece que salimos del coño de nuestra
madre sabiendo leer y escribir, ¿a que sí? Pues no es así, desde
luego que no.
Leer, escribir, sumar, restar y
multiplicar es un lujo que no agradecemos lo suficiente. En otros
lugares del planeta no es prioritario que un niño sepa esas cosas,
lo que es prioritario es que trabaje como un animal para sacar oro de
la mina. ¿Miento? ¿He dicho alguna locura?
Y si no miento, que creo que estamos de
acuerdo en que no lo hago, no sé por qué no agradecer de vez en
cuando estas cosas tan fantásticas.
Cuando pierdas la cabeza porque se te
ha roto una uña no vendría mal, creo yo, que pusieses las cosas en
perspectiva para darte cuenta de que esa es una cosa intrascendente.
Así, por un lado, Dios estará
satisfecho de tu comportamiento, y por otro los demás te
agradeceremos mucho que no pierdas la cabeza por algo sin
importancia. Porque los demás, por si no te has dado cuenta, también
tenemos nuestros propios problemas.
La vergüenza por un comportamiento tan
infantil es la mejor medicina. La vergüenza es el palito que hace
que el haba crezca sana, porque de no tener tal palito el haba se
desparramaría por el suelo y será una planta inútil.
Agradece, hijo de Dios, que te
avergüence como jamás nadie lo había hecho, porque de no haber
sido así nadie sabe cómo habrías acabado.
Tu comportamiento es torcido, errático.
No responde a los cánones de belleza mínimos. Por tanto has de ser
reprendido/a.