Movistar+ es mi chunguez favorita.
Movistar+ ha sustituido nuestras antiguas tardes ante el televisor en
las que nos tragábamos cualquier cosa que echaran, costumbre que
hizo que ahora tengamos una cultura popular tan vasta.
Existe una tendencia actual que
consiste en apartarse de la basura. La gente quiere estar más
limpia, más sana, y con tal propósito no comen cordero, desoyendo
los consejos de Jesús de Nazaret que decía que no es por la boca
por donde entra lo que mancha nuestros corazones. Mientras tanto,
comía cordero como un desposeído mientras era el mismísimo Hijo de
Dios.
Porque yo sé que la Vida Eterna tiene
que ver con lo que alimentas a tu corazón y no a tu estómago, odio
Netflix. Netflix es demasiado limpio. Yo no vine a este mundo
infernal a ver Netflix. Vine a ver Movistar+ y su programación
absolutamente descuidada. O, más encantador todavía, cuidada pero
aún así sumamente cutre. Telefónica es así.
Viendo Movistar+ te sientes en tu casa,
no en un extraño mundo perfecto en el que todo te resulta ajeno. Los
degradados de sombras en el menú de Netflix te recuerdan que un
hipster es un chico per-fec-to pero que, por alguna extraña razón,
no le cae bien a nadie. Esto sucede porque es estirado como la vara
que tiene alojada en su recto.
La gente estirada no le cae bien a
nadie. Siempre mantienen la distancia contigo y a su lado te sientes
tan acompañado como te hace sentir tu teléfono. Miento, tu teléfono
te acompaña más porque lo puedes customizar.
A la gente estirada ni customizarla
puedes. Les haces una broma y se lo toman a mal. Les das un consejo y
se lo toman a mal. No les saludas porque ya estás cansado y se lo
toman a mal.
En resumidas cuentas, la gente estirada
es el material del que está hecha la sociedad actual.
Ser estirado molaba cuando todo el
mundo era un borrico, por eso existió Frasier. Pero ahora que todo
el mundo es Frasier lo que mola es ser un borrico, porque ahora la
signatura de ser Frasier ya está aprobada. Necesitamos aprender la
siguiente lección.
La siguiente lección es ser un borrico
sin dejar de ser Frasier. Parece complicado, ¿no es así? ¡No para
mi!