viernes, 31 de marzo de 2017

V de Vendetta

Convertirse en la máscara más popular del 15-M es todo un logro. Alan Moore puede estar muy contento.


Estos logros sibilinos son colosales. Ya ves, Alan seguro que estuvo rompiéndose la cabeza para escribir esta novela gráfica pero seguro que nunca sospechó que, un día, el símbolo de su trabajo iba a abanderar una revolución libertaria.

Bueno, igual se lo imaginó alguna vez, pero cagando. Estas cosas sólo se te ocurren cagando.


La obra en sí misma está bien, como Watchmen, pero, como Watchmen, no es algo que te apetezca leer a todas horas. Leer a todas horas te apetece un Mortadelo o un Zipi, pero no una sesuda disertación sobre las inmensidades del alma.

Así que buena cosa es que, para cubrir sus carencias pop, la máscara se haya hecho un símbolo popular. Uno puede tener La Biblia escrita, pero si no tienes un símbolo con gancho que la venda no sirve de nada.


Esto, aparentemente, irracional, es completamente racional. El motivo es porque a las personas nos gusta más chupar pirulís que leer. El que tilde eso de irracional es que de racional no tiene ni las uñas.

Yo no sé cómo tiene tan buena fama la lectura. ¡No lo entiendo! ¡Leer no mola! ¡No es ningún placer! ¡No existe “el placer de la lectura”! Es un placer como de adultos, pero eso no es placer ni es nada. ¿O sí? ¿Me estoy perdiendo algo?


Yo el placer adulto lo asocio con retorcidas ingenierías sexuales, pero con un libro... Hombre, si me la chupan leyendo un libro ya sí.

Ah, bueno, y con chocolates Valor. Se me olvidaba.