De todos es sabida mi pasión por
Álvarez Rabo. Aparte de los autores clásicos, Ibáñez, Escobar,
Jan y tal, Rabo es el autor español que más me gusta.
Rabo no es que vaya al grano, es que
coge el grano y te lo hace tragar. La potencia de Álvarez Rabo es
tan grande como la de su nombre.
No quisiera ser una mujer sometida por
el rabo de Rabo, porque esa mujer está condenada a ser una empleada
doméstica francesa.
En la guerra Rabo vs Entrialgo yo no es
que sea rabista, es que soy lo siguiente. Entrialgo es aguachirri al
lado de Rabo.
No sé cuántos años llevamos ya con
esa guerra, pero es que yo no quiero que acabe. Me da vida.
Realmente quizás esa guerra ya haya
acabado, porque Rabo en principio está retirado, a no ser que haya
vuelto y yo no me haya enterado. Pero en nuestros corazones esa
guerra seguirá viva hasta que alguien aseste la estocada final.
Es lo que tienen las guerras creativas,
que son las más desgarradas de todas. Aunque en ellas nadie dispara
un solo tiro, así que, de hacer guerras, se me ocurre que las más
constructivas son las creativas.
Las guerras por el territorio están
muy bien, pero una vez terminadas esas guerras hemos de meternos con
las guerras creativas. Porque esas son las que llenarán de alma el
territorio conquistado.
Espero que tengas tus planos bien
terminaditos y bien. Los míos están de pamelas.