Se llamará Bulgari, pero a mi me
parece bastante Vulgari.
Ese rollo de disfrazarse a uno mismo de
vestal e ir por la vida de diosa griega, no sé, me parece muy
vulgar. Tengo la misma sensación con Versace. Me parece, amigos, que
creéis que habéis encontrado el Grial y no tenéis en la mano más
que un montón de cuentas brillantes.
Perderse en el adorno no sólo refleja
un mal gusto horrenda, sino que además revela haber
perdido completamente el norte en la vida sexuarl. ¡Jarl!
El adorno tiene sentido si no perdemos
de vista el lado irónico. Llevar muchos adornos siendo consciente de
que los llevas revela una crítica contra el adorno. Por tanto las
hipsters cuyo adorno es la naturalidad llevan un adorno sumamente
vulgar. Muy a su nivel.
Existe actualmente un fenómeno llamado
bimbificación que me tiene picueto. El rollo es ser una Barbie,
operándote todo lo que te tengas que operar. Ellas (y ellos, como es
el caso de Silicone Tex) lo llaman “alcanzar tu potencial”.
¡Ya veis! Vosotros matándoos a leer
libros de autoayuda para alcanzar vuestro potencial de una manera del
todo lila mientras chicas de todo el globo os aplastan simplemente
estando buenísimas. Game over.
El fenómeno hipster y derivados está
condenado al fracaso porque nace de un conflicto. Y todo aquello cuya
raíz es un conflicto terminará reducido a cenizas.
El fenómeno hipster es resultado de un
conflicto con el padre. Estas estrategias pretenden desgastar a papá
pinchándole. Es una estrategia de desgaste muy buena, pero como a
papá se le hinchen demasiado los cojones te mete una hostia que te
rompe en dos partes. Esto queda claro con el ascenso al poder de
Donald Trump. Simplemente le habéis hinchado los cojones a papá con
el pincha-pincha y ya veis lo que ha pasado.
El futuro pasa por aceptar que papá es
como es y ya está. Así recuperaréis las virtudes masculinas y no
os tendréis que quedar sólo con las femeninas que consisten en
pinchar y, en el peor de los casos, el asesinato con puñal. De
verdad, chicos, es que no dais una.