martes, 30 de mayo de 2017

Bulgari

Se llamará Bulgari, pero a mi me parece bastante Vulgari.


Ese rollo de disfrazarse a uno mismo de vestal e ir por la vida de diosa griega, no sé, me parece muy vulgar. Tengo la misma sensación con Versace. Me parece, amigos, que creéis que habéis encontrado el Grial y no tenéis en la mano más que un montón de cuentas brillantes.

Perderse en el adorno no sólo refleja un mal gusto horrenda, sino que además revela haber perdido completamente el norte en la vida sexuarl. ¡Jarl!


El adorno tiene sentido si no perdemos de vista el lado irónico. Llevar muchos adornos siendo consciente de que los llevas revela una crítica contra el adorno. Por tanto las hipsters cuyo adorno es la naturalidad llevan un adorno sumamente vulgar. Muy a su nivel.

Existe actualmente un fenómeno llamado bimbificación que me tiene picueto. El rollo es ser una Barbie, operándote todo lo que te tengas que operar. Ellas (y ellos, como es el caso de Silicone Tex) lo llaman “alcanzar tu potencial”.


¡Ya veis! Vosotros matándoos a leer libros de autoayuda para alcanzar vuestro potencial de una manera del todo lila mientras chicas de todo el globo os aplastan simplemente estando buenísimas. Game over.

El fenómeno hipster y derivados está condenado al fracaso porque nace de un conflicto. Y todo aquello cuya raíz es un conflicto terminará reducido a cenizas.


El fenómeno hipster es resultado de un conflicto con el padre. Estas estrategias pretenden desgastar a papá pinchándole. Es una estrategia de desgaste muy buena, pero como a papá se le hinchen demasiado los cojones te mete una hostia que te rompe en dos partes. Esto queda claro con el ascenso al poder de Donald Trump. Simplemente le habéis hinchado los cojones a papá con el pincha-pincha y ya veis lo que ha pasado.

El futuro pasa por aceptar que papá es como es y ya está. Así recuperaréis las virtudes masculinas y no os tendréis que quedar sólo con las femeninas que consisten en pinchar y, en el peor de los casos, el asesinato con puñal. De verdad, chicos, es que no dais una.