Hoy he ido a la montaña. No os
recomiendo nada ir a la montaña. Te cansas. Cansarse es una cosa
como muy... Muy innecesaria. Yo soy más de tumbarme a ver la tele y
notar como mis músculos se ponen contentos por estar tan mimados.
A mis músculos no les interesa
contraerse y expandirse, que para eso la humanidad ha llegado a una
era casi cósmica. ¿Cómo son los alienígenas de las películas?
Con una cabeza enorme y un cuerpo testimonial. Pulsan botones como
arrastrados por una corriente mágica. Yo soy un poco así.
Si metes a un alienígena por la sierra
de Madrid te dirá lo que yo, que es interesante pero que igual eso
no es lo suyo, exactamente.
Ahora noto en el cuerpo todos esos
beneficios para la salud que reportan las caminatas. Claro que sí.
Pero el Little Chef que llevo dentro me dice “esto hazlo así de
vez en cuando si quieres, pero tampoco te empalmes porque tú aquí
estás para servirme a mi”. Y tiene razón. El Little Chef siempre
tiene razón.
Ojo, que he coronado una montaña.
Pequeñita, pero montaña. ¿Tú qué has hecho hoy? Me lo temía.
Muchas cañitas, mucho gin tonic, pero de coronar montañas nada.
Como el concepto que tiene mi rollo es
“haga lo que haga siempre voy a ser mejor que tú” no importa que
haya ido a la montaña cuando a mi no me gusta la montaña. En el
momento en el que yo pongo mis pinreles en la montaña la montaña
mola. Es así, cosa de magia. Muy alien, como te digo.
Si desarrollas conceptos te aconsejo
que desarrolles uno que te favorezca. Puedes desarrollar el típico
concepto de “siempre estoy muy deprimido y el nihilismo está en mi
enquistado”, pero me temo que ese rollo es como muy 1940. Te
aconsejaría algo más moderno. Pero tú mismo, coleguilla.
Yo creo que el concepto “yo soy mejor
que tú se coloquen como se coloquen los elementos de la ecuación”
es un concepto ganador. Muy millennial, muy self respect. Muy ese
rollo tan necesario para que deje de haber tanta gente con talento
pidiendo limosna por la calle.
Si ves que hay un tío que, le digas lo
que le digas, siempre va a pensar que es la puta hostia con nata te
animas. Alguien ha desbrozado el camino que no te atrevías a
atravesar. Pues venga, a seguir mis pasos, como un montañista novel.