domingo, 14 de mayo de 2017

Solán de Cabras

Hoy he ido a la montaña. No os recomiendo nada ir a la montaña. Te cansas. Cansarse es una cosa como muy... Muy innecesaria. Yo soy más de tumbarme a ver la tele y notar como mis músculos se ponen contentos por estar tan mimados.


A mis músculos no les interesa contraerse y expandirse, que para eso la humanidad ha llegado a una era casi cósmica. ¿Cómo son los alienígenas de las películas? Con una cabeza enorme y un cuerpo testimonial. Pulsan botones como arrastrados por una corriente mágica. Yo soy un poco así.

Si metes a un alienígena por la sierra de Madrid te dirá lo que yo, que es interesante pero que igual eso no es lo suyo, exactamente.


Ahora noto en el cuerpo todos esos beneficios para la salud que reportan las caminatas. Claro que sí. Pero el Little Chef que llevo dentro me dice “esto hazlo así de vez en cuando si quieres, pero tampoco te empalmes porque tú aquí estás para servirme a mi”. Y tiene razón. El Little Chef siempre tiene razón.

Ojo, que he coronado una montaña. Pequeñita, pero montaña. ¿Tú qué has hecho hoy? Me lo temía. Muchas cañitas, mucho gin tonic, pero de coronar montañas nada.


Como el concepto que tiene mi rollo es “haga lo que haga siempre voy a ser mejor que tú” no importa que haya ido a la montaña cuando a mi no me gusta la montaña. En el momento en el que yo pongo mis pinreles en la montaña la montaña mola. Es así, cosa de magia. Muy alien, como te digo.

Si desarrollas conceptos te aconsejo que desarrolles uno que te favorezca. Puedes desarrollar el típico concepto de “siempre estoy muy deprimido y el nihilismo está en mi enquistado”, pero me temo que ese rollo es como muy 1940. Te aconsejaría algo más moderno. Pero tú mismo, coleguilla.


Yo creo que el concepto “yo soy mejor que tú se coloquen como se coloquen los elementos de la ecuación” es un concepto ganador. Muy millennial, muy self respect. Muy ese rollo tan necesario para que deje de haber tanta gente con talento pidiendo limosna por la calle.

Si ves que hay un tío que, le digas lo que le digas, siempre va a pensar que es la puta hostia con nata te animas. Alguien ha desbrozado el camino que no te atrevías a atravesar. Pues venga, a seguir mis pasos, como un montañista novel.