Cuando la vida me puso en la urgencia
de dejarlo todo e ir a explorar las elevaciones del espíritu mi
madre se llevó un disgusto que te cagas. Así que para soportar mi
ausencia se tuvo que hacer fan de alguien parecido a mi. Ese alguien
es Jude Law.
Jude Law es un chico travieso y
sofisticado, como yo. Afortunadamente no me estoy quedando calvo,
como él, y ahí puedo anotar un gol en mi casillero. Supongo que mi
madre ve en Jude todo aquello que veía en mi. Es un halago, tengo
que admitir.
Las personas solemos hacer esto: si
perdemos a alguien, para superar el trauma, escogemos a otro alguien
en el que podamos depositar el amor que depositábamos en la persona
amada y que ahora se ausenta. Por ejemplo, si se muere un pariente al
que queríamos mucho sustituimos a ese pariente por una lápida y
vamos a hablar con la lápida como si ella fuera nuestro pariente.
Yo, como el cementerio me pilla lejos,
tengo mi propia imaginería para sustituir a la gente que quiero pero
ya no se halla a mi lado físicamente. Por ejemplo, en los coches veo
a mi padre, porque a mi padre le gustaban mucho los coches. Cuando
voy viendo coches por la calle tengo la sensación de ir con mi padre
diciendo que este coche mola y este otro no tanto.
Si tienes la suerte de encontrarte con
una persona traumatizada por una pérdida ¡has cantado bingo! Esa
persona te dará gratis el amor que le daba a quien ya no está con
ella. Simplemente por estar, sin trabajar ni un poquito, serás
agraciado con amor, ese néctar que Betty La Fea aprendió a no
regalar porque en esta vida hay que saber torear.
Hoy amor nadie da ni una gota. Como
todo el mundo está a intentar sacar dinero de donde sea se lleva un
rollo mafioso. Hoy nadie se fía de nadie porque un paso en falso
puede suponer acabar sin un duro, y eso le aterroriza a la gente una
barbaridad.
Por ejemplo si eres espontáneo con tu
jefe puedes cagarla, porque él puede usar la parte más tierna de tu
corazón para apretarte y hacerte sangrar. Y cuanto más sangres tú
más ganará él porque eres su competidor, y un competidor sangrando
es un competidor hundido.
¿Hemos convertido el juego social en
una partida despiadada? Pues claro que sí, no te engañes. Estamos
jugando más duro que nunca en la historia. Pero tenemos que hacer
como que todo es perfectamente normal, porque de no hacerlo
quedaríamos eliminados ya que habríamos confesado nuestras bajezas.
Yo como no hago otra cosa que confesar
bajezas estoy limpio. No me pueden pillar por ninguna parte y, a la
vez, construyo un juego en el que gana todo aquel que se apunta. En
mi juego cuanto más digas la verdad más ganas. ¿No te parece un
concepto disruptivo, oh, amante de las cosas disruptivas? ¡Cómo te
gustan las cosas disruptivas!