martes, 16 de mayo de 2017

Tarjeta Correos prepago Mastercard

¿De quién estoy yo enamorado en esta economía global llena de malabarismos y triples saltos mortales? De Correos. Ya ves tú cómo son las cosas.


Hace tiempo me fijé en una campaña publicitaria de Correos que me sorprendió por lo bien hecha que estaba. Yo antes me dedicaba a esos menesteres y sé “reconocer las calidades”. Aquella campaña era sobria, no aburrida, y las puntadas con las que estaba cosida eran como de cirujano, como de artesano. No iba a ganar ningún premio en ningún festival pero estaba hecha a la antigua: para que durase.

No perdí de vista a Correos y más adelante me sorprendió con unos cajetines para que el cartero meta los paquetes cuando no estás en casa, porque ahora eso de comprar por correo se ha reactivado. Amazon ha copiado esta idea recientemente.


No contentos con eso, Correos ha lanzado hace muy poco una serie de sellos con la temática de La Abadía del Crimen, obra cumbre del software de entretenimiento español. Esto sugiere que en Correos hay gente que valora y mucho la calidad real.

Y de postre lanzan estas acertadas tarjetas de prepago de Star Wars. ¡A todo el mundo le gusta Star Wars! Hasta a mi, que no me gusta mucho, me gusta Star Wars. Star Wars ya es como las Ruffles Jamón, que le gustan a todo el mundo a no ser que te quieras hacer el guay en exceso.


Correos es una empresa pública, ¿no? ¡Ay, Aznar, que tus teorías se van por el desagüe como ñordos indeseables! ¡Para que te rías de los funcionarios! Ríe, ríe. Que los aburridos funcionarios están molando tanto que me tienen a sus pies rendido. ¡A mi! Al más grande.

Anyone can cook. No hace falta estudiar en el Instituto de Diseño. De hecho, eso es tan mainstream que de molón no tiene ni la raspa. Si quieres molar hardcore te recomiendo que pongas en tu cuarto un póster de Correos y, al lado, otro de Prosegur.


Recientemente Prosegur ha lanzado un youtube en el que empleados de la firma hablan de Prosegur. Así, sin glitter. Sin pretender ser más de lo que son. Sencillos señores mondos y lirondos hablando de lo que les gusta su empresa. Y sus sonrisas delatan que lo que dicen es verdad.

¿Quién hace eso hoy en día? Nadie. Todo el mundo intenta tapar que le va como el puto culo, porque hoy en día no te puede ir de otra manera. Para molar tienes que decir la verdad. Si no no molas. ¿Te tengo que explicar hasta las más radicales bases de la molonidad?