¿De quién estoy yo enamorado en esta
economía global llena de malabarismos y triples saltos mortales? De
Correos. Ya ves tú cómo son las cosas.
Hace tiempo me fijé en una campaña
publicitaria de Correos que me sorprendió por lo bien hecha que
estaba. Yo antes me dedicaba a esos menesteres y sé “reconocer las
calidades”. Aquella campaña era sobria, no aburrida, y las
puntadas con las que estaba cosida eran como de cirujano, como de
artesano. No iba a ganar ningún premio en ningún festival pero
estaba hecha a la antigua: para que durase.
No perdí de vista a Correos y más
adelante me sorprendió con unos cajetines para que el cartero meta
los paquetes cuando no estás en casa, porque ahora eso de comprar
por correo se ha reactivado. Amazon ha copiado esta idea
recientemente.
No contentos con eso, Correos ha
lanzado hace muy poco una serie de sellos con la temática de La
Abadía del Crimen, obra cumbre del software de entretenimiento
español. Esto sugiere que en Correos hay gente que valora y mucho la
calidad real.
Y de postre lanzan estas acertadas
tarjetas de prepago de Star Wars. ¡A todo el mundo le gusta Star
Wars! Hasta a mi, que no me gusta mucho, me gusta Star Wars. Star
Wars ya es como las Ruffles Jamón, que le gustan a todo el mundo a
no ser que te quieras hacer el guay en exceso.
Correos es una empresa pública, ¿no?
¡Ay, Aznar, que tus teorías se van por el desagüe como ñordos
indeseables! ¡Para que te rías de los funcionarios! Ríe, ríe. Que
los aburridos funcionarios están molando tanto que me tienen a sus
pies rendido. ¡A mi! Al más grande.
Anyone can cook. No hace falta estudiar
en el Instituto de Diseño. De hecho, eso es tan mainstream que de
molón no tiene ni la raspa. Si quieres molar hardcore te recomiendo
que pongas en tu cuarto un póster de Correos y, al lado, otro de
Prosegur.
Recientemente Prosegur ha lanzado un
youtube en el que empleados de la firma hablan de Prosegur. Así, sin
glitter. Sin pretender ser más de lo que son. Sencillos señores
mondos y lirondos hablando de lo que les gusta su empresa. Y sus
sonrisas delatan que lo que dicen es verdad.
¿Quién hace eso hoy en día? Nadie.
Todo el mundo intenta tapar que le va como el puto culo, porque hoy
en día no te puede ir de otra manera. Para molar tienes que decir la
verdad. Si no no molas. ¿Te tengo que explicar hasta las más
radicales bases de la molonidad?