Pa 300 cigarros hay aquí. Ñam ñam.
Los ortoréxicos han de estar locos.
Pero locos de atar. ¿Cómo acabas tú un día normal en este mundo
de Dios sin drogas? No, explícamelo. Ah, ya. Desarrollando
patologías cerebrales. Así cualquiera.
En un día normal hay que aguantar unos
50 kilos de mierda. Kilo más kilo menos. Tienes dos opciones al
llegar a casa: beber y fumar o dejar que todo eso se te pudra en tu
maltrecho cerebro. Tú mismo.
No, luego que tienes alzheimer. ¡Qué
coño! Tú lo que tienes el mal tino a la hora de enfrentarte a la
vida.
También puedes contarle tus problemas
a alguien en quien confíes, pero eso es muy complicado de encontrar.
El óptimo es mezclar amigos que ni fu ni fa con drogas blandas. O
eso, o el alzheimer.
Además en estos tiempos no se puede
hablar con nadie, porque todo el mundo está fatal. Todo el mundo
tiene muchísimos problemas. No hay dinero y eso te tensa. Como te
tensa lo pagas con el frutero. El frutero, a su vez, con la vieja del
cuarto y esta se queda todo muñeco.
Si a todo eso le añades el capricho de
sólo comer apio te puede dar un tabardillo cojonudo. Un ictus que te
quedas bailando samba.
Por tanto, échate un peta, tío, que
bastante mierda comes ya. Por unas caladas no vas a estar peor y te
vas a sentir guay. Tu cuñado hasta te va a parecer gracioso, cuando
es un orco de Mordor.
De verdad que la gente cree que es por
su boca por donde entra aquello que mancha sus corazones y no sabe lo
equivocada que está.