¡Waka waka! ¡Vamos a ponernos retro
con estilo! Un tocadiscos sería retro sin estilo, porque es un retro
demasiado obvio. Pero un iPhone 4 todavía no es retro, por mucho que
queramos rozar la línea molona. ¿Me permitís apostar por el iPod
cuadrado? Sé que no apuro la molonidad al máximo, pero perdonadme,
si tenéis la bondad.
Quizás para ser exquisitamente retro
tendríamos que hablar de un iPod Touch, pero no lo tengo, como todo
el mundo. ¿Quién tiene un iPod Touch? Los iPods quedaron desfasados
desde el día en el que apareció el iPhone. ¿Para qué quieres un
reproductor mp3 cuando tienes un teléfono que a la vez es
reproductor? Para hacerte el retro. Hoy en día llevar un iPod es
como llevar un Walkman, un complemento de moda que no es funcional.
Lo lamento.
Naturalmente cuando salió el iPod
todos meamos colonia. La meamos los guays, porque por aquel entonces
Apple era una marca de guays, los cuñados todavía no habían puesto
sus sucias pezuñas sobre ella. Si quieres ser mainstream prepárate
para mancharte de caconi.
Lo malo de ser mainstream es que te
manosea todo el mundo. Y como la mayoría de la gente es sucia pues
quedas sucio tú también. Tienes que saber hasta qué punto quieres
mancharte de ñorda en la vida.
Si no quieres mancharte de ñorda
puedes mantener las distancias vía precio. Eh, indocumentado: que
esto cuesta 5.000 €. ¿Los tienes? Eso me parecía. Pues vete más
abajo, que venden la versión de por 100 €. Ahí aceptan a la
carroña.
Sin embargo sí tú también eres
bastante carroña no te importará mezclarte con los de tu clase. Así
que puedes lanzarte a lo mainstream como un hipopótamo a un
barrizal.
Por otro lado hacerte demasiado el
estrecho es aburrido, porque una cosa es que te toquen ciertos
elegidos y otra que no te toque nadie. Y ahí tendrás que matarte a
pajas, una cosa muy divertida pero que a la larga acabas echando de
menos un poquito de tetita.
¡Qué difícil es el posicionamiento
de marca, pardiez! Lo mejor es seguir tu instinto. Así nunca te
equivocarás.
Y luego está el caso más triste de
todos, que es ir de fino y acabar en tu puesto, obligado por la vida.
¡Evita eso a toda costa!