sábado, 6 de mayo de 2017

iPod 4Gb

¡Waka waka! ¡Vamos a ponernos retro con estilo! Un tocadiscos sería retro sin estilo, porque es un retro demasiado obvio. Pero un iPhone 4 todavía no es retro, por mucho que queramos rozar la línea molona. ¿Me permitís apostar por el iPod cuadrado? Sé que no apuro la molonidad al máximo, pero perdonadme, si tenéis la bondad.


Quizás para ser exquisitamente retro tendríamos que hablar de un iPod Touch, pero no lo tengo, como todo el mundo. ¿Quién tiene un iPod Touch? Los iPods quedaron desfasados desde el día en el que apareció el iPhone. ¿Para qué quieres un reproductor mp3 cuando tienes un teléfono que a la vez es reproductor? Para hacerte el retro. Hoy en día llevar un iPod es como llevar un Walkman, un complemento de moda que no es funcional. Lo lamento.

Naturalmente cuando salió el iPod todos meamos colonia. La meamos los guays, porque por aquel entonces Apple era una marca de guays, los cuñados todavía no habían puesto sus sucias pezuñas sobre ella. Si quieres ser mainstream prepárate para mancharte de caconi.


Lo malo de ser mainstream es que te manosea todo el mundo. Y como la mayoría de la gente es sucia pues quedas sucio tú también. Tienes que saber hasta qué punto quieres mancharte de ñorda en la vida.

Si no quieres mancharte de ñorda puedes mantener las distancias vía precio. Eh, indocumentado: que esto cuesta 5.000 €. ¿Los tienes? Eso me parecía. Pues vete más abajo, que venden la versión de por 100 €. Ahí aceptan a la carroña.


Sin embargo sí tú también eres bastante carroña no te importará mezclarte con los de tu clase. Así que puedes lanzarte a lo mainstream como un hipopótamo a un barrizal.

Por otro lado hacerte demasiado el estrecho es aburrido, porque una cosa es que te toquen ciertos elegidos y otra que no te toque nadie. Y ahí tendrás que matarte a pajas, una cosa muy divertida pero que a la larga acabas echando de menos un poquito de tetita.


¡Qué difícil es el posicionamiento de marca, pardiez! Lo mejor es seguir tu instinto. Así nunca te equivocarás.

Y luego está el caso más triste de todos, que es ir de fino y acabar en tu puesto, obligado por la vida. ¡Evita eso a toda costa!