Esto me pasa por hacerme el comunista y
comprar en papelerías de barrio. En El Corte Inglés jamás te
venderían un barniz que hace que se corra la pintura.
Como mi concepto es que pase lo que
pase siempre vale, me da igual. Pero admito que da un poco por culo
ver cómo las líneas tan definidas se desdibujan como la sombra de
ojos después de llorar.
Me encanta la sombra de ojos en los
ojos llorosos de una chica, es pura poesía, por eso digo que me da
un poco igual que este barniz haya sido un poco cagada.
Si se te corre el rimmel te conviertes
es una obra de arte. En un juguete roto. Ya ves, tú te habías
puesto todo guapa pero ha quedado claro que eres frágil como un
jarrón de porcelana. Todos tus adornos se derriten ante la verdad
apabullante: que eres más delicada de lo que nos querías hacer
creer.
Te pusiste el rimmel para protegerte,
para que todos creyésemos que eras una mujer fatal, pero ahora tu
disfraz de deshace en pedazos. Y para colmo de ridículos lo estamos
viendo en directo. Desde ese punto en el que ahora estás es desde
donde deberías empezar a construir.
¡Pero si a mi me gustas así, hecha
polvo! ¿Por qué te crees que me enamoré de ti? ¿Por tus
habilidades pugilísticas?
No, hombre; me enamoré de ti porque
eras lo más frágil que pude encontrar.
Así que no pienses que estás haciendo
el ridículo. Bueno, ante los demás tal vez, pero aquí el que
cuenta soy yo. En eso sí habías caído, ¿no? Eso espero.
Anda, límpiate. Que vaya espectáculo.