miércoles, 3 de mayo de 2017

Evo

¿Vamos a hablar hoy del presidente de Perú, o de Bolivia, o no me acuerdo de dónde? No, todo lo contrario: vamos a hablar de un banco. Irónico, ¿eh? Aprecio mucho la ironía, diablos. ¡Cuánto la aprecio!


Evo es el banco que ni pa ti ni pa mi. Ni es el Triodos, un banco que hasta parece raro que los empleados lleven zapatos de lo verdes que son, ni es el Santander, o Bankia, o el BBVA, que son bancos monolíticos, o al menos eso parecen. Evo es el banco hipster. Le gusta el rollito guay pero no se atreve a soltarse del todo de la teta del establishment.

Evo hace poco hizo una campaña en tele en la que abogaba por quitarse las corbatas. Por bajar un poco a la tierra, después de que los bancos se hayan creído la polla cuando no lo son. Es de agradecer ese mensaje, tengo que admitir.


Evo china por lo mismo por lo que chinan los hipsters: mucho ir de guay pero huevos-huevos tampoco tienen. Es como Errejón: mucho blablabla pero cuando Pablo Iglesias quiere defender a los parias de la tierra se asusta y le tose. Lo que viene a ser un hipster, vamos. Una persona con potencial para ser realmente guay pero con mucho que aprender todavía.

Yo como vuelo un poco por libre tengo una estructura insólita. Ni soy hipster ni soy facha, pero me llevo bien con todos. Todos me caen bien pero todos me repugnan al unísono. En el cole iba con los pijos y luego por la noche salía con los maricas. No veo la guerra que tienen montada entre ellos. Mi visión es limpia como las claras aguas de un arroyo cristalino.


Supongo que mi forma de estar en el colegio habla de mi forma, naturalmente, de estar en la vida. De cada uno aprecio lo mejor que tiene y lo peor se lo paso por alto, al menos mientras mi paciencia lo permita. ¿Qué es más chinante, un facha o un marica? A las malas chinan igual, lo único que cambia es el tipo de irritación que producen.

Jamás confiaría mi dinero a un marica. Los maricas son inconsistentes, uno no se puede fiar de ellos. Hoy te hacen la pelota y mañana te sueltan un arañazo que te deja bailando. Sin embargo, jamás saldría por la noche con un facha. Los fachas son aburridísimos y siempre acaban en tabernas oscuras, tan oscuras como ellos.


¿Tengo mi dinero en Evo? No, lo tengo en Bankia. ¿Por qué lo tengo en Bankia? Porque Bankia antes era Caja Madrid y Caja Madrid molaba. A pesar del escándalo, soy demasiado vago para cambiar mi dinero de banco. Y, total, como yo el banco lo tengo como una hucha de la que de vez en cuando saco o meto algunos duros me da igual ocho que ochenta. Los bancos son una caja fuerte comunal para mi.

Para el dinero soy como el Tío Gilito: el dinero para mi es una cosa en la que regodearme. No creo en la ingeniería financiera, no creo en las operaciones transoceánicas. Creo en ganar mucho y gastar poco.