¿Vamos a hablar hoy del presidente de
Perú, o de Bolivia, o no me acuerdo de dónde? No, todo lo
contrario: vamos a hablar de un banco. Irónico, ¿eh? Aprecio mucho
la ironía, diablos. ¡Cuánto la aprecio!
Evo es el banco que ni pa ti ni pa mi.
Ni es el Triodos, un banco que hasta parece raro que los empleados
lleven zapatos de lo verdes que son, ni es el Santander, o Bankia, o
el BBVA, que son bancos monolíticos, o al menos eso parecen. Evo es
el banco hipster. Le gusta el rollito guay pero no se atreve a
soltarse del todo de la teta del establishment.
Evo hace poco hizo una campaña en tele
en la que abogaba por quitarse las corbatas. Por bajar un poco a la
tierra, después de que los bancos se hayan creído la polla cuando
no lo son. Es de agradecer ese mensaje, tengo que admitir.
Evo china por lo mismo por lo que
chinan los hipsters: mucho ir de guay pero huevos-huevos tampoco
tienen. Es como Errejón: mucho blablabla pero cuando Pablo Iglesias
quiere defender a los parias de la tierra se asusta y le tose. Lo que
viene a ser un hipster, vamos. Una persona con potencial para ser
realmente guay pero con mucho que aprender todavía.
Yo como vuelo un poco por libre tengo
una estructura insólita. Ni soy hipster ni soy facha, pero me llevo
bien con todos. Todos me caen bien pero todos me repugnan al unísono.
En el cole iba con los pijos y luego por la noche salía con los
maricas. No veo la guerra que tienen montada entre ellos. Mi visión
es limpia como las claras aguas de un arroyo cristalino.
Supongo que mi forma de estar en el
colegio habla de mi forma, naturalmente, de estar en la vida. De cada
uno aprecio lo mejor que tiene y lo peor se lo paso por alto, al
menos mientras mi paciencia lo permita. ¿Qué es más chinante, un
facha o un marica? A las malas chinan igual, lo único que cambia es
el tipo de irritación que producen.
Jamás confiaría mi dinero a un
marica. Los maricas son inconsistentes, uno no se puede fiar de
ellos. Hoy te hacen la pelota y mañana te sueltan un arañazo que te
deja bailando. Sin embargo, jamás saldría por la noche con un
facha. Los fachas son aburridísimos y siempre acaban en tabernas
oscuras, tan oscuras como ellos.
¿Tengo mi dinero en Evo? No, lo tengo
en Bankia. ¿Por qué lo tengo en Bankia? Porque Bankia antes era
Caja Madrid y Caja Madrid molaba. A pesar del escándalo, soy
demasiado vago para cambiar mi dinero de banco. Y, total, como yo el
banco lo tengo como una hucha de la que de vez en cuando saco o meto
algunos duros me da igual ocho que ochenta. Los bancos son una caja
fuerte comunal para mi.