jueves, 4 de mayo de 2017

World Pride Madrid 2017

¡Buuuuuu, qué pereza! Ir al Orgullo es ya bastante más pureta que el chotis. No, no exagero. Es más pureta, en serio.


Llámame soberbio (si es tal tu voluntad), pero cuando se consigue un logro uno se dedica a disfrutar de los frutos del trabajo conseguido. Del 2 de mayo a mi sólo me interesa que es fiesta, no pienso en mi orgullo nacional frente a la tirana nación francesa. Tío, ha pasado mazo de tiempo. Eran otros tiempos. Los franceses son iguales que nosotros sólo que hablan un latín más relamido, pero poco más.

Ey, que no te digo nada. Si te mola quemar unos quesos y unas botellas de vino el 2 de mayo o te mola subirte a una carroza espantosa en junio no seré yo el que te detenga. Pero que yo no voy a ir, que tengo Movistar+.


El Orgullo, amén de por razones conceptuales, me jode a tope porque durante unos días no puedo pasar por Callao tranquilamente, cosa que hago yo diría cada día. El año pasado se me ocurrió volver a casa pasando por Callao olvidando que era el dichoso Orgullo. ¡Cristo bendito! Prefiero que me invadan los franceses, por lo menos me dejarían ir a la FNAC tranquilo, que la FNAC es francesa.

Hoy ir al Orgullo es como muy Cristina Cifuentes, una cosa como de derechas moderada. Pero también entiendo que los que hoy van al Orgullo son los que hace 20 años llamaban maricón al que osase llevar una chaqueta plateada. Hoy hasta hay Mercedes plateados, ayer vi uno.


Cada uno llega a las cosas cuando llega, así que gastar energías en algo que es pura biología del alma se me hace como pointless. Como ya soy viejo y he luchado muchas batallas dejo que las hostias se las lleve otro, que yo ya tengo cicatrices hasta en el meñique del pie.

Como he luchado en cientos de causas ajenas ahora sólo me queda una: la mía. Ya ves, tú has luchado por esa desde que naciste y ahora no tienes nada que hacer. Por tanto lo que te queda es irte al Orgullo, a pelear por los mariquitas.


Mi método es mejor, porque al haber peleado en mil batallas ahora estoy preparado que te cagas para la mía. Ese era el plan desde el principio, dejarte suelto mientras yo actuaba cual hormiga frente a la cigarra. Así que mientras tú cantas I will survive yo estaré a mi rollo, enriquecido por el néctar con el que me he pringado en mi generoso deambular.

No, no te voy a enseñar mis medallas. ¿Qué te crees? ¿Que yo lucho para presumir? Estás lista, Cristina.