Me he pillado esta peli por 50 céntimos
un poco a ciegas, pensando que ponía “Ganadora del Oscar”. Pero
resulta que ponía “Ganadora del Goya”. ¡Vamos, casi lo mismo!
Yo no soy muy aficionado al cine
seriamente. Soy aficionado a las pelis que me gustan, a las demás
las pueden dar bien por culo. Me fijo en la calidad de las
producciones de animación de otros países europeos y os digo que en
España hacemos las cosas muy bien. En Alemania, por ejemplo, las
hacen muy mal. Así que ¡arriba ese ánimo!
No tengo ni idea quién ha ganado el
Oscar ni quién es posible que lo gane este año. Las películas que
premian los Oscar me parecen todas aburridísimas. Me parecen todas
protagonizadas por Morgan Freeman que hace de presidiario que lleva
tanto tiempo a la sombra que ya no sabe funcionar en el mundo
exterior.
Por ejemplo, esa que se llama La La
Land que creo que ha pillado mucho en los Globos de Oro es que veo la
portada y escapo. ¿Un musical? Lo que me faltaba. Y menos en mitad
de la mayor crisis económica de la historia. El mundo derrumbándose
y tu viendo un musical que se llama La La Land. Tú no tienes
vergüenza.
El escapismo me parece muy bien, pero
meterse los índices en los oídos y decir La La Land me parece de
muy poca categoría. Sal a la calle a protestar que nos están
masacrando. Si eres cobarde admítelo, no me cuentes retorcidos
argumentos sobre la no violencia. Eres un cagado y punto.
Ser un cagado es una cosa que yo
respeto muy poco. No, no hablo de ser un matón; un matón es el que
abusa del débil. Un cagado es el que se hace el débil para no dar
la cara. Para mi, eso es lo más bajo que se puede caer.
Ya, ya sé que la crisis se ha acabado.
Pero como se ha acabado podemos hacer, si no tenéis inconveniente,
un repaso de quién ha dado la cara y quién no.
Yo en mi entorno los tengo a todos
fichados. Sé que este se mojó y sé que este otro se hizo el sueco.
Sé que este se llevó un buen cate por abrir la boca y sé que este
otro le lamió el culo al que repartía los cates. Y ahora que se ha
acabado la crisis y hemos ganado los buenos yo tengo la sartén por
el mango.
Así que cuando me encuentre con
Fulanito por la calle le daré un abrazo, porque me encantó la
actitud con la que enfrentó las cosas. Pero cuando me encuentre a
Menganito... También le voy a dar un abrazo. La única diferencia es
que Menganito notará el frío de mi brillante puñal acariciándole
la espalda. Así Menganito sabrá que con las cosas de comer no se
juega.