sábado, 27 de mayo de 2017

Dragon Hill

Me he pillado esta peli por 50 céntimos un poco a ciegas, pensando que ponía “Ganadora del Oscar”. Pero resulta que ponía “Ganadora del Goya”. ¡Vamos, casi lo mismo!


Yo no soy muy aficionado al cine seriamente. Soy aficionado a las pelis que me gustan, a las demás las pueden dar bien por culo. Me fijo en la calidad de las producciones de animación de otros países europeos y os digo que en España hacemos las cosas muy bien. En Alemania, por ejemplo, las hacen muy mal. Así que ¡arriba ese ánimo!

No tengo ni idea quién ha ganado el Oscar ni quién es posible que lo gane este año. Las películas que premian los Oscar me parecen todas aburridísimas. Me parecen todas protagonizadas por Morgan Freeman que hace de presidiario que lleva tanto tiempo a la sombra que ya no sabe funcionar en el mundo exterior.


Por ejemplo, esa que se llama La La Land que creo que ha pillado mucho en los Globos de Oro es que veo la portada y escapo. ¿Un musical? Lo que me faltaba. Y menos en mitad de la mayor crisis económica de la historia. El mundo derrumbándose y tu viendo un musical que se llama La La Land. Tú no tienes vergüenza.

El escapismo me parece muy bien, pero meterse los índices en los oídos y decir La La Land me parece de muy poca categoría. Sal a la calle a protestar que nos están masacrando. Si eres cobarde admítelo, no me cuentes retorcidos argumentos sobre la no violencia. Eres un cagado y punto.


Ser un cagado es una cosa que yo respeto muy poco. No, no hablo de ser un matón; un matón es el que abusa del débil. Un cagado es el que se hace el débil para no dar la cara. Para mi, eso es lo más bajo que se puede caer.

Ya, ya sé que la crisis se ha acabado. Pero como se ha acabado podemos hacer, si no tenéis inconveniente, un repaso de quién ha dado la cara y quién no.


Yo en mi entorno los tengo a todos fichados. Sé que este se mojó y sé que este otro se hizo el sueco. Sé que este se llevó un buen cate por abrir la boca y sé que este otro le lamió el culo al que repartía los cates. Y ahora que se ha acabado la crisis y hemos ganado los buenos yo tengo la sartén por el mango.

Así que cuando me encuentre con Fulanito por la calle le daré un abrazo, porque me encantó la actitud con la que enfrentó las cosas. Pero cuando me encuentre a Menganito... También le voy a dar un abrazo. La única diferencia es que Menganito notará el frío de mi brillante puñal acariciándole la espalda. Así Menganito sabrá que con las cosas de comer no se juega.