¿Tú eres guarro o muy limpito? Yo
según las circunstancias.
Si hay una crisis económica del copón
soy un guarro, porque en estados de alarma general hay que trabajar
mucho y ahí ser o no limpito es una cuestión menor. Sin embargo en
tiempos de paz soy inmaculado, prístino. Divino, en una palabra.
Si eres una mujer puede que estés
excitada por mis guarras cualidades. No te culpo, amiga. Tú, por ser
mujer, en la cama has de ser una puta y en la calle una dama, si es
que eres alguien de alta categoría. Por el mismo principio yo en la
cama he de ser Satán y en la calle Jesucristo Superstar.
También puede que me piques para que
te muestre mis guarras cualidades. Por ese simple hecho no te las voy
a enseñar. ¿Qué clase de zorra pide esas cosas? A ti lo que te voy
a enseñar es mi fría cortesía para decirte que te tapes, que estás
haciendo el ridículo.
No, querida amiga; el más suculento de
los buqués sólo está hecho para los paladares exquisitos. Y un
paladar exquisito no va mendigando mandanga como si fuera una
vagabunda. Un paladar exquisito me pone morritos hasta que yo no
pueda más y le arranque las bragas de un zarpazo. Así, y sólo así,
se hacen las cosas correctamente.
Puede que te hayas hecho demasiado la
estrecha hasta el punto que yo crea que realmente no quieres que te
toque un pelo de las piernas. Ahí habrás cometido el fatal error de
tensar demasiado la cuerda, llegando esta a romperse. ¡Oh! ¡Lo
siento! Mejor suerte para la próxima vez. Creo que no eres
suficientemente fina, no tienes el tacto para manejar maquinaria
delicada.
Es decir, tienes que tirar lo
suficiente para que yo vaya pero lo suficientemente poco para que yo
no me largue. Si no manejas estos sutiles mecanismos tendrás que
conformarte con otro un poco más... Con otro tipo de chico, vamos a
dejarlo ahí.
Ya, ya sé que dejarte ahí con el
chochamen mojadín es como de mal gusto. Ya. Pero entiéndeme tú a
mi.
Hija, es que vas de fina pero lo que
eres es una... Es que tampoco quiero decir nada así chungo. ¿Sabes?