domingo, 21 de mayo de 2017

Los Becarios

Los putos viejos somos un estorbo. Si ya lo sé. A los 30 años todos deberíamos ser eliminados, ya que no tenemos mucho más que aportar a la sociedad.


Yo aprendí a programar en Action Script para Flash 5 a principios de siglo. ¿De qué me vale eso ahora? Me vale para que se rían de mi a carcajadas, por ser tan viejo. ¡Estarás muy orgulloso, Juan! Hazme una animación en Flash, anda.

Pues de esto es un poco de lo que trata Los Becarios. De que como te veas en la calle con cierta edad estás jodido no, lo siguiente. Yo por eso me preocupé porque me despidieran de todos y cada uno de los sitios en los que he estado contratado lo más pronto posible.


Como me vi en la puta calle antes de cumplir los 30 todavía tenía una brizna de esperanza en mi horizonte. Me dediqué a liarla parda en todos los sitios de los que me despidieron para que, al menos, se acordaran de con quién se están jugando los cuartos.

Ey, puede que sea vago, pero tengo un orgullo que me peino para atrás.


Además, así desarrollé mi carácter sádico, tan importante en el mundo del arte. Si no eres un sádico ¿para qué coño te dedicas al arte? Es como dedicarte al culturismo siendo anoréxico.

A mi los millennials no me amedrentan, lo siento. Ya sé que esto es como pecado decirlo. Pero es que yo soy guay por genética, no por edad. Así que le tengo el mismo respeto a un niño de 9 años que a un viejo de 90: ninguno.


Se supone que si ahora eres un viejo los millennials te tienen que asustar, pero yo debo ser Juan Sin Miedo. A mi los millennials me parecen unos memos que se hacen pis encima si alguien les lleva la contraria.

Por eso si yo me viese como los protagonistas de Los Becarios, haciendo un training en Google, acabaría tomando el sillón presidencial por la fuerza. Y luego me presentaría a Presidente de los Estados Unidos, derrotando en justa pero desigual batalla a Mark Zuckerberg.