Siguiendo con el especial “Cosas que
te encuentras cuando sales de Madrid que son flipantes de lo raras
que son” hablaremos de Tronkess.
Tronkess son de la marca Frit Ravich,
que no me suena. Me suena Tosfrit. Parece que si eres de fuera de
Madrid y te dedicas a los aperitivos fritos tienes que poner en el
nombre de tu marca “frit”. Si no igual la gente se confunde y
piensa que vendes pistones o abanicos.
Frit Ravich suena como a marca de
familia judía, que se quedó agarrada como una garrapata en la época
de su expulsión y decidieron ganarse la vida haciendo gusanitos y
cosas para niños.
El nombre de la variedad también evoca
las características del producto: Tronkess suena a troncos de queso.
Tronkess. En Frit Ravich tiene pinta de trabajar, por lo menos, un
gurú.
Sin embargo, no todo es abominable: en
la bolsa sale una mascota enmascarada, que es un Tronkess con
cualidades humanas; tiene boca, ojos y actitud. Por detrás se nos
informa que hay toda una serie de personajes en Frit Ravich, uno para
cada variedad de aperitivos.
Hacer mascotas siempre mola. No creo
que de las mascotas de Frit Ravich se llegue a hacer una serie de
televisión, como ocurre con Pokemon, pero es de agradecer que se
hayan molestado en pensar personajes y personalidades para que
nuestra imaginación vuele mientras comemos Tronkess.
Las cosas de pueblo me gustan mucho por
una cuestión clave: sin formación alguna en diseño o marketing
consiguen lo que los niños de ciudad no son capaces de hacer ni
aunque los maten: tener gracia. Ves anuncios de laboratorio
in-ma-cu-la-dos pero completamente vacíos. Por eso es bueno tener en
tu corazón un poco de Frit Ravich, para recordar que, aunque vivas
en Madrid, tú no eres gilipollas.
Y luego los Tronkess no son más que
Risketos pero de la marca Frit Ravich. Y, a su vez, los Risketos no
son más que Torciditos al Queso, un snack desaparecido de Matutano.
Pero si nos ponemos así perdemos la
magia.