Hay mucho imitador de Tiger. No con
tanto músculo económico pero sí con interés por los adornos
baratos para la casa. Yo me he comprado una hucha para meter las
monedas de 20 céntimos.
Va a ser una pérdida de tiempo, porque
no voy a ir a Bankia con un puñado de moneditas para que me las
cambien por un billete de 10€. Pero para practicar la fantástica
virtud del ahorro esto me vale perfectamente.
Yo estudié empresariales (ya ves tú
lo que es la vida) y allí me enseñaron que “endeudarse es bueno”.
Mira qué cosas te enseñan en los templos del saber: endeudarse es
bueno. Por la misma regla de tres podían haberme enseñado que
cortarse con un cuchillo es estupendo o que echarse ácido en los
ojos es maravilloso.
Aquello fue a principios de siglo. Tan
brillantes enseñanzas desembocaron en la mayor crisis económica de
la historia. ¡Ey, vaya fieras! Nadie ha conseguido una barbaridad
tan enorme con tan poco esfuerzo.
Afortunadamente yo tengo un talento
macanudo: cuando algo es una gilipollez no le hago el mínimo caso.
Simplemente se me desconecta el cerebro. Tengo en el cerebro un modo
sleep que sólo se activa cuando aparece algo interesante. Mientras
tanto ahorra energía.
Por eso no tengo miedo a farsantes y
mercachifles porque simplemente no los veo. Farsantes y mercachifles
son invisibles para mi.
Si tú eres un farsante o un
mercachifle, disculpa; no te había visto. Cuéntame. ¿Qué tienes
para mi?
Endeudarse es malo porque si te
endeudas tienes que devolver el monto principal además de los
intereses. Tienes que conseguir sacar rendimiento al monto para que
te sea rentable. Y eso es algo muy difícil, contrary to popular
belief.
Lo que es bueno es tener dinero. La
mejor manera de tenerlo es ahorrándolo, porque así lo tienes tú y
no los demás. ¿Por qué os creéis que los bancos se dedican a eso?
Porque es el mejor negocio. ¡No va a ser el mejor negocio
endeudarse!