domingo, 28 de mayo de 2017

Buscalíos

Si hay que hacer una copia de Doritos que sea esta. Buscalíos. Perfecto.


No, no hablamos de sabor. Aquí eso nos importa un cuerno. Hablamos de molar. Y si hablamos de unas fajitas tex-mex con sabor a barbacoa Buscalíos es el nombre perfecto.

Podrías hacerte el fino, algo que se lleva muchísimo en el mainstream hoy, y llamarlas Besitos de Maíz. ¡Ey! Eso tendría gracia. Pero sólo desde mi irónica perspectiva, no desde la tuya, que no mola.


El branding es una ciencia delicada. No sólo tienes que tener en cuenta lo que quiere la gente, también has de tener en cuenta lo que quieres tú. De lo contrario acabarás convertido en un loco de psiquiátrico cuya psicosis consiste en complacer a todo el mundo.

No digo que para el personaje de una película ese estereotipo no sea la monda, pero tú no vives en una película. ¿O sí? Quizás sí.


Todos vivimos en una película. La diferencia es que unas molan y otras no. Tú tienes que trabajar para las que molan o quedarás expulsado de Hollywood.

Molar es la receta mercadotécnica definitiva. ¿No me crees? Lo vas a entender enseguida: las cajetillas de tabaco llevan fotos impresas de gravísimas enfermedades. Son fotos repugnantes, repulsivas, casi hacen vomitar. Y, sin embargo, la gente sigue fumando como unos carreteros. ¿Por qué? Porque fumar mola. Fin de la cuestión.


¿Cómo puede ser que un atentado contra el branding tan grande como una cajetilla de tabaco actual pueda generar tantos beneficios? Porque dentro lleva la quintaesencia del molar.

Buscalíos no es exactamente ese caso, porque lo que lleva dentro no sabe tan bien como los Doritos. Pero ya sabes lo que quiero decir.