Humana es la tienda de ropa de segunda
mano que se preocupa por el desarrollo sostenible y el del tercer
mundo.
Hace unos años comprar el Humana era
contemplado como algo horrible, propio de gente con cero gusto. Hoy,
por contra, es propio de personas que valoran el compromiso y, total,
van a comprarse una camiseta Nike igual porque una camiseta Nike lo
es sea de primera o segunda mano.
A mi me gusta comprar en Humana porque
me gusta mucho el rollo mercadillo. En los mercadillos las
clasificaciones de los objetos son medio anárquicas y tienes que
rebuscar utilizando métodos de descodificación mental innovadores.
Aquí las prendas no se clasifican por marcas o tallas sino por
colores. ¿Cómo lo ves?
Yo lo veo muy bien. En realidad, me
parece la clasificación más sensata de todas. El resto de
clasificaciones son producto de una sociedad de consumo, por lo tanto
molan menos. Mola más una clasificación como de niño pequeño, que
por lo primero que clasifica es por colores.
El universo de las marcas es una
construcción mental compleja y por lo tanto agotadora. No digo que
no sea intelectualmente estimulante, pero lo que sí te digo es que
yo tengo el cerebro suficientemente estimulado. Por que no me lo
estimulen más en una buena temporada no me va a pasar nada, no te
preocupes.
En cambio, puedes dejarme en paz e ir a
estimulárselo a esos retrasados que llevan un SUV y que se creen que
los pasos de cebra significan acelera.
Ese sería un comportamiento muy
Humana, muy de ayuda al tercer mundo.
Yo, como Humana, también ayudo a los
desfavorecidos. Por eso me rodeo de tontos pelaos a ver si consigo
sacar algo productivo de un trozo de yeso.
Supongo que tengo la utopía muy
estimulada también, visto lo visto.