12 pulgadas de nieve. Ese es un cacho
de nieve. Ha nevado mucho, en Navacerrada.
Este es el primer CD que tuve. Así,
pam, en tu puta cara. Para que te pajees agarrando el iPad con la
otra mano. Hoy es como muy guay, en aquel momento era la elección
evidente.
¡Infooormer! ¿Cómo no te vas a
comprar eso? Tampoco hay que pensar mucho, digo yo. Te tiras a esta
mierda como a la miel. Te quedan todos los labios pegajosos, luego se
te quedan pegados los pelos, puagh, un asco.
Hoy en día quedo que te cagas por una
elección que no me costó ningún trabajo. Era hacia dónde caía la
ecuación. Lo extraño es que no lo vieras tú. Debe ser por esa cosa
de que soy superdotado.
De coco, no de pene. Aunque en la
práctica es lo mismo.
Mi pene cerebral es una cosa muy
extraordinaria. No tengo que envidiar nada a ningún equino, aunque
sea el de Espartero. Tal equino es un escarabajo comparado conmigo,
en las artes amatorias.
Las troncas lo que más desean del
mundo es que les desates de sus cadenas mentales. Si tienes un
cortafríos como el mío es pan comido, pero con tus tristes alicates
vas a tener que esforzarte un poco más.
¿Que no sabes que las troncas tienen
cadenas mentales, dices? Pues eso es a lo que voy. Que lo tuyo es un
alicates. Tienes el cerebro poco desarrollado. De tenerlo más
desarrollado sabrías que Matrix era una metáfora del cerebro de una
mujer. Los Wachoski se inspiraron en el cerebro del hermano travesti,
para crear la trilogía.
Las mujeres viven dentro de una trampa
de pinchos de esas de las películas de Indiana Jones, en la que las
paredes se estrechan cada vez más y no sabes qué hacer. Por eso es
cosa muy útil que aparezca Indy, o sea, yo, y que sepa que tirando
de esto que parece una antorcha pero que en realidad es una palanca
la trampa se detiene y la puta salva la vida.
Luego las troncas te lo agradecen
dejándote hacer todas las guarradas que quieras con su cuerpo,
porque así son ellas. Agradecidas. Como un perro. Como un gato. Como
una mascota, en general.
Y nada, como las mascotas, se tumban en
tus rodillas y te hacen compañía. Y sin tener que vacunarlas ni
nada, que eso lo saben hacer ellas solas. Para las vacunas, son como
los gatos con las deposiciones: muy ordenadas.
Luego nada, las sueltas la correa un
rato, que corran un poco por ahí y pa casa. Si esto es muy fácil.