viernes, 21 de octubre de 2016

12 inches of Snow


12 pulgadas de nieve. Ese es un cacho de nieve. Ha nevado mucho, en Navacerrada.


Este es el primer CD que tuve. Así, pam, en tu puta cara. Para que te pajees agarrando el iPad con la otra mano. Hoy es como muy guay, en aquel momento era la elección evidente.

¡Infooormer! ¿Cómo no te vas a comprar eso? Tampoco hay que pensar mucho, digo yo. Te tiras a esta mierda como a la miel. Te quedan todos los labios pegajosos, luego se te quedan pegados los pelos, puagh, un asco.


Hoy en día quedo que te cagas por una elección que no me costó ningún trabajo. Era hacia dónde caía la ecuación. Lo extraño es que no lo vieras tú. Debe ser por esa cosa de que soy superdotado.

De coco, no de pene. Aunque en la práctica es lo mismo.


Mi pene cerebral es una cosa muy extraordinaria. No tengo que envidiar nada a ningún equino, aunque sea el de Espartero. Tal equino es un escarabajo comparado conmigo, en las artes amatorias.

Las troncas lo que más desean del mundo es que les desates de sus cadenas mentales. Si tienes un cortafríos como el mío es pan comido, pero con tus tristes alicates vas a tener que esforzarte un poco más.


¿Que no sabes que las troncas tienen cadenas mentales, dices? Pues eso es a lo que voy. Que lo tuyo es un alicates. Tienes el cerebro poco desarrollado. De tenerlo más desarrollado sabrías que Matrix era una metáfora del cerebro de una mujer. Los Wachoski se inspiraron en el cerebro del hermano travesti, para crear la trilogía.

Las mujeres viven dentro de una trampa de pinchos de esas de las películas de Indiana Jones, en la que las paredes se estrechan cada vez más y no sabes qué hacer. Por eso es cosa muy útil que aparezca Indy, o sea, yo, y que sepa que tirando de esto que parece una antorcha pero que en realidad es una palanca la trampa se detiene y la puta salva la vida.


Luego las troncas te lo agradecen dejándote hacer todas las guarradas que quieras con su cuerpo, porque así son ellas. Agradecidas. Como un perro. Como un gato. Como una mascota, en general.

Y nada, como las mascotas, se tumban en tus rodillas y te hacen compañía. Y sin tener que vacunarlas ni nada, que eso lo saben hacer ellas solas. Para las vacunas, son como los gatos con las deposiciones: muy ordenadas.


Luego nada, las sueltas la correa un rato, que corran un poco por ahí y pa casa. Si esto es muy fácil.