Los descodificadores de TDT serán
piezas cotizadísimas. Son una anomalía temporal que, pasados los
años, todos apreciaremos maravillados.
Fue un invento de transición. Hubo una
era en la que se pasó de la televisión analógica a la digital.
Para que la gente no se quedara de repente sin televisión, ya que no
todo el mundo podía costearse un televisor diseñado para leer la
nueva imagen digital, aparecieron estos aparatos que sirvieron para
mantener unido el puente mientras la gente se rearmaba y conseguía
un televisor moderno.
La arquitectura de transición es algo
que me tiene maravillado. Saber unir dos mundos absolutamente
opuestos está reservado a los grandes, entre los que tengo el gran
honor de contarme.
Supongo que estás flipando con mi
rollo los últimos años, ¿no? ¿Qué me ha pasado? Yo siempre había
sido un chico recto, sin mácula. Y de repente, sin previo aviso, me
he vuelto un pastillero, un tío chungo, un tío de esos que da
miedo, de los que te cruzas de acera si pasa la medianoche.
Ya, me hago cargo. Pero es que ¿sabes?
soy un genio. Los genios somos un poco así. Todo tiene una
explicación, lo que pasa es que no te digo nada porque eres tonto y
no entenderías las complejidades conceptuales que tengo en la
cabeza. Pero aún así voy a intentar explicártelo, una vez más.
Mira, resulta que yo alcancé una
movida que se llama iluminación espiritual. Sí, sí, a mi también
me suena maricón, pero yo qué quieres que le haga. Pasemos por
encima de eso porque si no no acabamos.
Esa es la movida que alcanzó Buda,
Jesucristo, toda esa peña. O sea, que ojo conmigo. Ni una puta
broma, conmigo. A lo mejor te suena un puto alemán que se llama
Eckhart Tolle que escribió un libro que se llama El Poder del Ahora.
El tronco ese, a pesar de tener cara de tonto pelao, también está
iluminado.
A mi, como comprenderás, ir por el
barrio diciendo que de puta madre, que he llegado a la iluminación,
pues no me sale. El rollo no es ese, tío. En el barrio el rollo
siempre será el que es, a ver quién la tiene más larga y poco más.
El Eckhart Tolle este tiene cara de mariquita y no puedo ir por ahí
diciendo que me parezco a él, porque me echáis del grupo, y con
razón. Me doy perfecta cuenta, tranqui.
Pero ya ves, yo salí por este lado.
¿Qué quieres que te diga? Supongo que soy más mariquita de lo que
pensaba.
La movida es que cuando te iluminas es
como si vieras el rollo sin disfraces. Ves que este es tal y este
otro es cual. Ves a través de la farsa que tenemos montada los seres
humanos, porque somos así un poco tontos y tal.
Precisamente el día de autos, el de la
iluminación en sí misma, había quedado yo con unos parientes del
pueblo en Madrid, para hacer una cena familiar. Les vine yo
intentando explicar el acontecimiento tan trascendente por el que
acababa de pasar hacía tan solo unas horas, ese que es el más alto
al que un ser humano puede aspirar en su estancia en la Tierra.
Pero como son de pueblo y más brutos
que un arado pasaron de mi culo como de comer mierda, aunque tenían
ante sí al mismísimo Cristo, a ese al que van a rezar a la iglesia
cada domingo.
¡Y se quedaron tan anchos!
Total, que marché pa casa sin poder
explicarle a nadie que había llegado a lo más alto que se puede
llegar. ¡Pues nada! Puede que yo esté iluminado pero estos siguen
siendo igual de tontos que siempre. Así que me lo tendré que guisar
y comer yo solito, para variar.
Como Dios de tonto no tiene un pelo,
nos va iluminando selectivamente a los que le interesa que hagan algo
especialmente crucial en su obra. ¡Vaya con el Padre! ¡Este no da
nada gratis! Ya estaba yo todo contento pensando que iba a pasarme la
vida pelándome el pito debajo de una higuera, contemplando la
belleza de la existencia libre de adornos, cuando al llegar a casa el
Padre me dice que, oye, que tengo que hacer una movida. Que de
pelármela nada. Que a currar.
Total, que aquí el Padre me dijo,
porque el Padre se comunica con nosotros así, a través de la
intuición, que iba a venir al mundo una guerra que te pasas. Que me
iba a cagar en los pantalones. Y que si me iba a cagar yo, que estoy
iluminado que te flipas, imagínate el resto de idiotas que componen
mi plantel de familiares y amigos. Ellos iban a tener que transitar
por la mierda pero encima a ciegas. Vamos, la reputada.
Y me dijo que me las ingeniase para
suavizar su transición, que para eso soy creativo y se me da bien
inventar movidas para que a la gente le vaya mejor.
Como tengo formación en publicidad,
planteé el asunto como una campaña. Estudié el briefing que me
había dado el Padre hasta que me sangraron los ojos, porque soy muy
concienzudo. Entendí que el problema de la gente para no estar
iluminada es que no es capaz de enfrentarse a su dolor, su estancia
en la Tierra ha sido tan jodida que prefieren inventarse una película
y vivir en ella antes que tratar de ver más allá de sus fantasmas.
La gente es débil, por eso yo no puedo
estar pelándomela debajo de una higuera.
La movida que usamos los humanos para
disfrazarnos y fingir que estamos perfectamente bien cuando estamos
retorciéndonos de dolor se llama ego. El ego es la apariencia que le
das a los demás, porque tú estás demasiado jodido para ser tú
mismo. Al estar el mundo hecho una putísima mierda todo el mundo
tiene ego, porque nadie tiene los cojones ni la fuerza de ir por la
vida diciendo que le duele. Esto es lo que las escrituras cristianas
tradicionales llaman “confesar a Cristo”.
Pero claro, no pueden porque les da
miedo una movida. Y ahí es cuando saqué yo mi campaña.
Al haberme quedado yo desprendido de mi
ego, a través de la iluminación, nada me impedía currarme uno
nuevo. Total, ya estaba iluminado y sabía perfectamente que estaba
actuando. Ya tenía demasiada visión como para perderme de nuevo en
las tinieblas del ego. Así que lo que hice fue inventarme un ego
terrorífico. Mi disfraz sería el reflejo de los grandes miedos de
los hombres. A cada uno le golpearía donde le dolía y así le
obligaría a enfrentarse a su dolor. Ellos se pensarían que era un
demonio, que es lo que habéis visto de mi estos años. No lo era,
sólo estaba disfrazado, gilipollas. Era un ángel disfrazado de
demonio. La polla. Lo que se dice la polla.
Así la gente podía golpearme a mi,
que ya me la suda todo, y enfrentarse a su miedo. Me hacían daño
pero, bah, estaba iluminado. Tenía fuerzas de sobra. Además, así
yo también me haría más fuerte para enfrentarme a la guerra.
Al entender mi ego como una obra de
arte y no como un mecanismo defensivo, lo hice lo más espectacular
que pude. Mi ego mutaba según quién tuviese delante, igual que el
vuestro, pero vosotros lo hacéis para defenderos mientras que yo lo
hacía para desafiaros. Yo veía lo gilipollas que erais, pero como
una explicación teórica no sois capaces de entenderla me inventé
esta farsa para enseñaros, al menos, mediante la práctica.
Todos me habéis odiado, ya que ese era
el plan. Además así también hacía lo que un iluminado Como Dios
Manda ha de hacer, entregarse a sus hermanos para que lo crucifiquen.
Si no, ¿qué tipo de iluminado sería yo? Uno como el maricón de
Eckhart Tolle, que difunde su palabra subido a un escenario, como una
niña.
Yo tengo formación de calle, como
Jesús. Yo, como Jesús, me he pasado la vida con mis colegones de
Galilea mamando birras y echando risas. Yo no puedo hacer mariconadas
como subirme a escenarios a hablar de que “hay que estar presente
en el ahora” ni horribles mariconadas de esas. Los tratos de honor
con mis colegas me lo impiden. Nosotros no podemos hacer mariconadas.
Está escrito.
Así que me tenía que montar el rollo
para una enseñanza de tú a tú, de calle, de que si te pasas de la
raya te meto de hostias, tío. Yo no puedo ir contándole a mis
colegas que tienen que estar presentes en el ahora. Lo que sí puedo
es arrinconarles como el puto navajero que soy y obligarles a que se
porten bien, porque si no vamos a tener problemas.
Luego, aparte, con el mismo concepto he
desarrollado una obra artística y tal. Para tener un medio de
ganarme la vida que me permita pelármela debajo de una higuera
contemplando la belleza de la existencia desprovista de adornos. A
ver si a la gente se le empieza a pasar ya el acojone de la guerra y
empieza a darse cuenta de lo la polla que son mis cuadros, porque
empiezo a estar ofendido de verdad.
Pero vamos, que de eso ya hablaremos
otro día.