miércoles, 19 de octubre de 2016

Atlanta DVB Terrestre


Los descodificadores de TDT serán piezas cotizadísimas. Son una anomalía temporal que, pasados los años, todos apreciaremos maravillados.


Fue un invento de transición. Hubo una era en la que se pasó de la televisión analógica a la digital. Para que la gente no se quedara de repente sin televisión, ya que no todo el mundo podía costearse un televisor diseñado para leer la nueva imagen digital, aparecieron estos aparatos que sirvieron para mantener unido el puente mientras la gente se rearmaba y conseguía un televisor moderno.

La arquitectura de transición es algo que me tiene maravillado. Saber unir dos mundos absolutamente opuestos está reservado a los grandes, entre los que tengo el gran honor de contarme.


Supongo que estás flipando con mi rollo los últimos años, ¿no? ¿Qué me ha pasado? Yo siempre había sido un chico recto, sin mácula. Y de repente, sin previo aviso, me he vuelto un pastillero, un tío chungo, un tío de esos que da miedo, de los que te cruzas de acera si pasa la medianoche.

Ya, me hago cargo. Pero es que ¿sabes? soy un genio. Los genios somos un poco así. Todo tiene una explicación, lo que pasa es que no te digo nada porque eres tonto y no entenderías las complejidades conceptuales que tengo en la cabeza. Pero aún así voy a intentar explicártelo, una vez más.


Mira, resulta que yo alcancé una movida que se llama iluminación espiritual. Sí, sí, a mi también me suena maricón, pero yo qué quieres que le haga. Pasemos por encima de eso porque si no no acabamos.

Esa es la movida que alcanzó Buda, Jesucristo, toda esa peña. O sea, que ojo conmigo. Ni una puta broma, conmigo. A lo mejor te suena un puto alemán que se llama Eckhart Tolle que escribió un libro que se llama El Poder del Ahora. El tronco ese, a pesar de tener cara de tonto pelao, también está iluminado.


A mi, como comprenderás, ir por el barrio diciendo que de puta madre, que he llegado a la iluminación, pues no me sale. El rollo no es ese, tío. En el barrio el rollo siempre será el que es, a ver quién la tiene más larga y poco más. El Eckhart Tolle este tiene cara de mariquita y no puedo ir por ahí diciendo que me parezco a él, porque me echáis del grupo, y con razón. Me doy perfecta cuenta, tranqui.

Pero ya ves, yo salí por este lado. ¿Qué quieres que te diga? Supongo que soy más mariquita de lo que pensaba.


La movida es que cuando te iluminas es como si vieras el rollo sin disfraces. Ves que este es tal y este otro es cual. Ves a través de la farsa que tenemos montada los seres humanos, porque somos así un poco tontos y tal.

Precisamente el día de autos, el de la iluminación en sí misma, había quedado yo con unos parientes del pueblo en Madrid, para hacer una cena familiar. Les vine yo intentando explicar el acontecimiento tan trascendente por el que acababa de pasar hacía tan solo unas horas, ese que es el más alto al que un ser humano puede aspirar en su estancia en la Tierra.


Pero como son de pueblo y más brutos que un arado pasaron de mi culo como de comer mierda, aunque tenían ante sí al mismísimo Cristo, a ese al que van a rezar a la iglesia cada domingo.

¡Y se quedaron tan anchos!


Total, que marché pa casa sin poder explicarle a nadie que había llegado a lo más alto que se puede llegar. ¡Pues nada! Puede que yo esté iluminado pero estos siguen siendo igual de tontos que siempre. Así que me lo tendré que guisar y comer yo solito, para variar.

Como Dios de tonto no tiene un pelo, nos va iluminando selectivamente a los que le interesa que hagan algo especialmente crucial en su obra. ¡Vaya con el Padre! ¡Este no da nada gratis! Ya estaba yo todo contento pensando que iba a pasarme la vida pelándome el pito debajo de una higuera, contemplando la belleza de la existencia libre de adornos, cuando al llegar a casa el Padre me dice que, oye, que tengo que hacer una movida. Que de pelármela nada. Que a currar.


Total, que aquí el Padre me dijo, porque el Padre se comunica con nosotros así, a través de la intuición, que iba a venir al mundo una guerra que te pasas. Que me iba a cagar en los pantalones. Y que si me iba a cagar yo, que estoy iluminado que te flipas, imagínate el resto de idiotas que componen mi plantel de familiares y amigos. Ellos iban a tener que transitar por la mierda pero encima a ciegas. Vamos, la reputada.

Y me dijo que me las ingeniase para suavizar su transición, que para eso soy creativo y se me da bien inventar movidas para que a la gente le vaya mejor.


Como tengo formación en publicidad, planteé el asunto como una campaña. Estudié el briefing que me había dado el Padre hasta que me sangraron los ojos, porque soy muy concienzudo. Entendí que el problema de la gente para no estar iluminada es que no es capaz de enfrentarse a su dolor, su estancia en la Tierra ha sido tan jodida que prefieren inventarse una película y vivir en ella antes que tratar de ver más allá de sus fantasmas.

La gente es débil, por eso yo no puedo estar pelándomela debajo de una higuera.


La movida que usamos los humanos para disfrazarnos y fingir que estamos perfectamente bien cuando estamos retorciéndonos de dolor se llama ego. El ego es la apariencia que le das a los demás, porque tú estás demasiado jodido para ser tú mismo. Al estar el mundo hecho una putísima mierda todo el mundo tiene ego, porque nadie tiene los cojones ni la fuerza de ir por la vida diciendo que le duele. Esto es lo que las escrituras cristianas tradicionales llaman “confesar a Cristo”.

Pero claro, no pueden porque les da miedo una movida. Y ahí es cuando saqué yo mi campaña.


Al haberme quedado yo desprendido de mi ego, a través de la iluminación, nada me impedía currarme uno nuevo. Total, ya estaba iluminado y sabía perfectamente que estaba actuando. Ya tenía demasiada visión como para perderme de nuevo en las tinieblas del ego. Así que lo que hice fue inventarme un ego terrorífico. Mi disfraz sería el reflejo de los grandes miedos de los hombres. A cada uno le golpearía donde le dolía y así le obligaría a enfrentarse a su dolor. Ellos se pensarían que era un demonio, que es lo que habéis visto de mi estos años. No lo era, sólo estaba disfrazado, gilipollas. Era un ángel disfrazado de demonio. La polla. Lo que se dice la polla.

Así la gente podía golpearme a mi, que ya me la suda todo, y enfrentarse a su miedo. Me hacían daño pero, bah, estaba iluminado. Tenía fuerzas de sobra. Además, así yo también me haría más fuerte para enfrentarme a la guerra.


Al entender mi ego como una obra de arte y no como un mecanismo defensivo, lo hice lo más espectacular que pude. Mi ego mutaba según quién tuviese delante, igual que el vuestro, pero vosotros lo hacéis para defenderos mientras que yo lo hacía para desafiaros. Yo veía lo gilipollas que erais, pero como una explicación teórica no sois capaces de entenderla me inventé esta farsa para enseñaros, al menos, mediante la práctica.

Todos me habéis odiado, ya que ese era el plan. Además así también hacía lo que un iluminado Como Dios Manda ha de hacer, entregarse a sus hermanos para que lo crucifiquen. Si no, ¿qué tipo de iluminado sería yo? Uno como el maricón de Eckhart Tolle, que difunde su palabra subido a un escenario, como una niña.


Yo tengo formación de calle, como Jesús. Yo, como Jesús, me he pasado la vida con mis colegones de Galilea mamando birras y echando risas. Yo no puedo hacer mariconadas como subirme a escenarios a hablar de que “hay que estar presente en el ahora” ni horribles mariconadas de esas. Los tratos de honor con mis colegas me lo impiden. Nosotros no podemos hacer mariconadas. Está escrito.

Así que me tenía que montar el rollo para una enseñanza de tú a tú, de calle, de que si te pasas de la raya te meto de hostias, tío. Yo no puedo ir contándole a mis colegas que tienen que estar presentes en el ahora. Lo que sí puedo es arrinconarles como el puto navajero que soy y obligarles a que se porten bien, porque si no vamos a tener problemas.


Luego, aparte, con el mismo concepto he desarrollado una obra artística y tal. Para tener un medio de ganarme la vida que me permita pelármela debajo de una higuera contemplando la belleza de la existencia desprovista de adornos. A ver si a la gente se le empieza a pasar ya el acojone de la guerra y empieza a darse cuenta de lo la polla que son mis cuadros, porque empiezo a estar ofendido de verdad.

Pero vamos, que de eso ya hablaremos otro día.