Este es un disco coñazo. Igual alguien
te dice que es muy intelectual, y yo te digo que lo mismo, pero
también te digo, a la vez, que yo me considero la hostia de
intelectual y me parece un coñazo.
Alguien que tenía que ser muy
estúpido, si no no cuadra, decidió que lo intelectual tenía que
ser aburrido. Esa persona, evidentemente, tenía que sentirse muy
amenazada por sus sus semejantes, porque hizo de la intelectualidad
un parapeto para protegerse de ellos. Y así usó aquello que debía
compartir para protegerse de un humo que no existía.
La gente intelectual habla para sí
misma. A mi también me gustaría hacerlo, porque cansa muchísimo
traducir pensamientos excelsos en el idioma de los ángeles para unos
simples mortales como vosotros. Sin embargo los traduzco porque si no
no sirven para nada. Puedo darte el secreto de la vida eterna en
chino, pero como tú no sabes chino te quedas igual que estás. Por
eso me jodo y trabajo, porque es lo que tengo que hacer.
¡Ya me gustaría a mi que tus
entendederas superaran los límites de un caracol! ¡Qué fácil
sería mi jornada! No tendría nada más que abrir la boca y emitir
sonidos que quizás serían en un idioma extraño, desconocido para
los seres humanos. Pero el conocimiento fluiría de una manera mucho
más suave de lo que lo hace con la traducción. Pero como eso no
puede ser me jodo y trabajo.
Me esfuerzo en conocer tu idioma de
primate para que tú puedas entender el mío de semidiós. Aprendo
tus giros, tus ripios, tus bromas y tus limitaciones. Con eso
construyo un filtro que ni filtre demasiado para que no te pierdas
todo lo que te quiero contar ni que filtre demasiado poco para que
puedas entenderlo. Levanto un puente entre los cielos y los infiernos
para que puedas escapar de estos y subir a aquellos. Estoy deslomado.
Cansadísimo.
Y tú, como pago, me pitas por la
carretera. ¡Ole! Naturalmente, esto te lo haré pagar dándote
alguna información falsa para que te estrelles con ese puto coche
con el que pitas. Algo liaré en tu cabeza para que te equivoques de
salida y acabes cayendo por un precipicio, porque en el cartel que
ponía Peligro Barranco tú has leído Las Rozas Centro Ciudad. Te he
hipnotizado para que te pegues la hostia. Un truco de autor. No me
guardes rencor. O, mejor, para la próxima no me pites.
Además, ¿dónde vas tú pitando con
ese coche de mierda? Ese puto Honda del 96 se cae a cachos. ¡Y tú
vas pitando como si llevases un Fiat 500 S! ¡Pero bueno! ¿A ti no
te han enseñado educación, hijo? ¿O debería llamarte hijo de
puta? No, no te lo voy a llamar. Te sonreiré y te hipnotizaré.
Illuminati style.
En fin, resumiendo, tío, que no me
pites. Mira las que tengo que liar para que no me pites. Tengo que
remover Roma con Santiago para que no me pites. Me he tenido que
convertir en un intelectual para que no me pites. Con lo tranquilo
que hubiera estado yo convirtiéndome en pescador...
Pero no. Me tuviste que pitar. La que
te has liado.